martes, 23 de octubre de 2018

LA ERA DE JANO Y DE LA DOBLE INMADUREZ.



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“Mientras los niños juegan al descubierto
Los hombres, en agraz, soñamos en secreto.
Cada traición que llega, reiterada,
nos sacude otro sueño”
Amílcar Ovidio Blanco

Estos versos escritos por mi padre pueden aplicarse para caracterizar la actualidad política argentina y también evocan la condición del dios de la mitología romana Jano que tenía dos rostros, uno mirando al futuro y otro al pasado ¿Por qué?
Porque los niños que juegan al descubierto son Mauricio Macri y sus ministros. Ceos de empresas cuyos únicos objetivos consisten en maximizar ganancias, para ellos, ocuparse de la política, de las responsabilidades del Estado, es un juego. Un juego ejecutado además sin culpas, como el de los niños y como el de los psicópatas que carecen de empatía por sus semejantes.
“Los hombres en agraz” que sueñan en secreto, habida cuenta que el término agraz refiere a la inmadurez y habida cuenta también que el secreto supone la culpa de tener más fantasías que sentido común, son aquéllos que los eligieron, que los votaron para que sean gobernantes soñando, secretamente, con un “cambio” que los redimiera, que mejorara sus condiciones de vida pero que, al cabo, son traicionados y viven hoy con sus esperanzas, sus sueños, sacudidos.
Por último, la referencia al dios Jano, además de ser una alegoría que supone la doble inmadurez del niño y el adulto, la primera exenta de culpa, con rostro risueño, la segunda con la amarga fisonomía del remordimiento por haber atendido más a las fantasías que a la realidad, alude a aquel famoso fallido de María Eugenia Vidal en campaña “cambiamos futuro por pasado”.
Lamentable, porque quienes no votamos a Macri y tuvimos el llamado de la realidad y el sentido común debemos padecerlo y cambiar futuro por pasado y, a la fuerza, nos han ubicado y nos siguen posicionando frente a la peor cara de la deidad romana. Mientras los ejecutivos devenidos en gobernantes juegan a la política e intentan aprender el juego y, sin arrepentimiento alguno, siguen haciendo negocios y ganando dinero a través de las oportunidades que les brinda el poder, el pueblo entero, quienes lo votaron y lloran sus culpas y quienes no lo hicimos y sufrimos a causa de sus ambiciones y sus inocencias psicopáticas, sufrimos, todos por igual, las consecuencias.
El dios Jano es también el de los comienzos, el que le ha dado su nombre al mes de enero, el de los cambios y las transiciones. En antiguas leyendas simbolizó el auge de la agricultura de cosechas copiosas, o sea, de la riqueza. Esperemos tener la suficiente salud psíquica en el futuro no muy lejano para no confundir los mitos, las fantasías, con la realidad. Para que los dioses que, como Jano, sostuvieron las esperanzas de una vida mejor no nos confundan y nos iluminen con la luz que irradian los versos de mi padre.

Amílcar Luis Blanco

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