jueves, 25 de abril de 2013

La presunta "apoliticidad" de la Justicia

                                                









                                                   Semejante presunción es sólo un sofisma y hay que desmontarlo. Los hombres somos animales políticos según lo descubriera Aristóteles cinco siglos antes de Cristo. El "zoom politikon" que somos, en cada acto que realizamos, se totaliza como resultado de lo que elegimos ser y en esa totalización expresa su historia personal, su ideología y ese porvenir que se plantea "para sí" mismo y que es el no ser hacia el que constantemente huimos para significar y significarnos, según lo explicara pormenorizadamente el filósofo existencialista francés Jean Paul Sartre. Los jueces son hombres políticos que, cuando sentencian, actualizan y totalizan su "existenciariedad" cotidiana. No puede, por consiguiente, existir una Justicia que sea "apolítica".-

                                                         Dicho esto, debemos advertir, darnos cuenta, de que los denuestos dirigidos como críticas serias por los opositores al proyecto democratizador de la Justicia, enviado por la Presidente al Congreso de la Nación, para que los consejeros, que integran el Consejo de la Magistratura, institución  que interviene en el nombramiento, suspensión y remoción de los magistrados, sean elegidos por el sufragio directo, universal y obligatorio del Pueblo de la Nación y como sus representantes directos en ejercicio de su poder y soberanía constituyente, fundados en que el partido gobernante pasaría a dominar y enseñorearse del Poder Judicial, no constituyen objeciones serias y realistas ya que el estribo filosófico en el que se apoyan es falso. Dicen que los jueces no tendrían independencia, ni juzgarían con imparcialidad.-

                                                            ¿Cuándo, en que época histórica, en qué lugar de la tierra, los jueces juzgaron con independencia e imparcialidad? ¿Acaso cuando prolongan "sine die" cautelares que favorecen a los grupos económicos o a las corporaciones en detrimento del Pueblo de la Nación y  del erario público? ¿Acaso cuando han puesto por encima o en un pie de igualdad a los bandos militares con la Constitución Nacional legitimando a las Juntas militares genocidas? ¿Acaso cuando han aplicado las leyes de obediencia debida y punto final?

                                                              Los jueces han respondido siempre a sus ideologías liberales y conservadoras y han dependido también siempre de sus patrones terratenientes, industriales, comerciantes, dueños de medios y a las clases poderosas encarnadas en las corporaciones profesionales o sindicales. Han sido siempre fieles a historias personales y existencias cuyas subjetividades estuvieron impregnadas no sólo de esa ideología sino también de las ventajas, privilegios, prebendas y comodidades inherentes a las clases ricas y poderosas de las que provienen, a las que en general pertenecen y de las que son también tributarios.

                                                                   Pero, ¿quiénes son los más necesitados de Justicia, de inclusión, de equidad en la distribución del ingreso y de sus derechos? No son los ricos precisamente, no son las corporaciones, no son los que lo tienen todo.- Los más necesitados de Justicia son los que viven o "existen" meramente en el desamparo, en la intemperie, los parias, los pobres.-

                                                                   Así entonces, una ideología que los abrace y los comprenda, que no los excluya, que siguiendo la ejemplaridad cristiana se incline por la solidaridad y, entre otras cosas, como actitud fundante de una nueva Justicia, de una Justicia para ellos y para todos, se quite el sayo viscoso de la hipocresía, y les permita votar y elegir a quienes han de representarlos para que, a su turno, esos representantes puedan nombrar, sancionar y remover los jueces que serán los nuevos titulares de esa nueva Justicia, para que ésta exprese en sentencias inspiradas en una ideología democrática, popular o populista, como quieran llamarla, ese genuino poder que ese Pueblo les trasmita, es una transformación, un progreso, un avance hacia la verdad que hay que saludar como auspicioso.-

Amílcar Luis Blanco (Fresco publicado por Gonzalo Gamio en "Justicia distributiva...")

3 comentarios:

  1. Que bien escribis de leyes politica y amor,,
    Tu ingles es muy bueno
    No entiendo lo que esta pasando en mi pais
    tampoco lo que esta pasando en éste
    La politica es como la religion no la analizo mucho
    Abrazos

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  2. Mucha, agradezco tus comentarios. Aquí la política suele ser como la religión para muchísima gente, ya que hay que creer o reventar, como suele decirse. Ahora creer sin situarse, sin pensar, emparejar la verdad revelada de la religión con las razones y los hechos que nos afectan a todos en la vida diaria y que debemos encarar y solucionar puede ser suicida porque nos lleva al fracaso colectivo. Abrazo enorme para vos

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