domingo, 16 de septiembre de 2012

¿QUÉ BUSCAN Y QUÉ PERDIERON LOS MANIFESTANTES DEL 13/09/2012?











                                No es fácil tratar de intuír una respuesta unívoca para el interrogante del título. Y no lo es porque la convergencia de caceroleros con nostálgicos del uno a uno, derechosos, autoritarios e integrantes de una clase media molesta por no contar con un acceso fácil e irrestricto al dólar, así como con desmemoriados cuyas capacidades críticas han sido constante, prolija y meticulosamente lavadas y lijadas por TN, Radio Mitre, los diarios Clarín y La Nación y las quinientas propaladoras de información mentirosa, inventada, sesgada o tergiversada de los monopolios mediáticos, han conformado una inmensa masa inerte,  levantisca, de reacciones espasmódicas y rapsódicas, que repta como un invertebrado y tiende a convertirse en una especie de viscoso plasma, de tentacular metástasis originada en el tumor antifuncional a una verdadera república, a una verdadera democracia, que constituyen las corporaciones del poder y del dinero a partir de su interés sectorial de dominar en forma totalizadora al conjunto de la sociedad.- 
                            
                            En este afán de dominación, de galvanización y totalización de voluntades a como de lugar, sin sentido crítico alguno originado en la razón, la solidaridad o el amor, sino inspirado y motorizado por el miedo y el odio, lo que explica, en gran medida, que voluntades y estados de ánimo tan dispares hayan podido coincidir en este carnaval de esperpentos con todas sus máscaras que exhibió la marcha, se oculta y se mueve la sempiterna intención y voluntad destituyente que asoló la historia argentina desde el fusilamiento de Dorrego en 1828 pasando por los sucesivos golpes que desde la ley Saenz Peña, en 1930, 1943, 1955, 1962, 1966, y 1976, estallaron en las narices de las postergadas mayorías populares.- Todos ellos buscan una unidad y un canal de expresión y realización de políticas que no tienen. Y no tienen ni consiguen esa unidad porque tampoco tienen, ni han tenido nunca, propuestas serias, proyectos viables e inclusivos en pos de los cuales movilizarse en una estrategia coherente hacia una meta elegida.- 

                         Lo que han perdido, que une a "los que han perdido", son esos favores que otorga la desorganización y el desmembramiento de una sociedad a quienes, accidentalmente, por herencia o por azar, vivían y viven y pululan como las bacterias o virus oportunistas en los organismos cuyas defensas bajas permiten la proliferación de esos estados patológicos en que los agentes patógenos prosperan. La derecha insolente ha perdido la aquiescencia de fuerzas armadas que, hoy por hoy, son leales al modelo nacional y popular; la clase media indolente o indiferente que habita en sus nubes ha perdido, como bien lo señala Hernán Brienza, en su artículo de hoy en “Tiempo Argentino” las posibilidades que le otorgaba un dólar fácil para poder viajar a Europa o Estados Unidos y “distinguirse” así del resto de sus connacionales; los políticos han ganado el terror pánico de que los medios monopólicos los defenestren o no hablen de ellos y los invisibilicen y ganan, en cambio, la posibilidad de aparecer opinando en letras de molde y frente a las cámaras o los micrófonos de canales y emisoras de radio de los monopolios para suplir su falta de propuesta con la retórica vacía a que nos tienen acostumbrados. 
                     
                    Sin embargo, en conjunto, para quienes analizamos con sentido crítico esta reunión del inconformismo político desde la perspectiva del que nos parece un modelo nacional, popular, integrador desde el punto de vista social, equitativo en lo que hace a la distribución del ingreso, pensante y con la memoria intacta, estos grupos y sus integrantes, han perdido y siguen perdiendo cada vez más sus valores éticos, sus capacidades críticas, y la coherencia psíquica indispensable para sentirse útiles, valiosos y realizados, lo que equivale a decir que han extraviado también el respeto por sí mismos y la dignidad y el decoro que debería inspirarlos para que puedan crecer en salud y felicidad ayudándose ellos y ayudando a todos.-

Amílcar Luis Blanco

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