EL
ESPEJO EN EL QUE NO SE MIRAN CIERTOS POLÍTICOS.
No es el que nos devuelve el
rostro y el cuerpo sino el que nos indica una posición en la que estamos
ubicados con relación a las otras cosas y los otros seres que no somos
nosotros. Ese espejo es el de la inteligencia con la que deberíamos mirar
siempre la realidad para saber dónde estamos parados. Para los filósofos
griegos inteligencia significaba cabalmente “estar entre los entes”, sean éstos
cosas, personas, lugares. Es el saber situarse entre ellos, el saber ubicarse
y, por consiguiente, el tomar la posición plausible para cada uno, la mejor que
se pueda, la más inteligente.
No es sin embargo éste, el
de la inteligencia, el espejo en el que se miran ciertos políticos que, a todas
luces, se desubican. Por caso Pichetto, Urtubey, Massa y Schiaretti no se ven
en la realidad que los circunda. No hay decisión más desubicada, menos
inteligente, que la de haber decidido formar ese cuarteto. Todos ellos han
salido de la matriz de los Kirchner. Sin la exitosa gestión de Néstor y de
Cristina Kirchner ni siquiera se hubieran hecho visibles políticamente, no
existirían. Entonces, cabe preguntarse, cuando miran la realidad, ¿cómo se ven
a sí mismos? En el sentido griego de la palabra, único practicable, sobre todo
políticamente.
Si repasamos los
antecedentes de cada uno de ellos y los observamos sin necesitar espejos porque
estamos de éste lado de sus superficies cristalinas y azogadas, nos damos
cuenta de que, por ejemplo, en Río Negro el senador del cuarteto ha perdido. De
Massa ni hablar, todos vemos y vimos cómo el Frente Renovador que él preside ha
ayudado al macrismo en todo, sus integrantes han votado, legitimándolas, todas
las leyes más nocivas para el conjunto social que el polo “Cambiemos” ha
prohijado, no obstante que, como invitados a los programas de televisión, hipócritamente,
hayan denostado las políticas macristas y hayan dicho que ellos dialogaban,
corregían y defendían la gobernabilidad. Urtubey ha sido y es el rey de los
hipócritas, ha profesado y profesa una idea “pseudofederal” del peronismo que
no es tal, pero en la que encuentra, junto a Schiaretti, un sustento meramente
retórico y conjetural para promoverse. Porque, por supuesto, el verdadero
federalismo, el de caudillos como Facundo Quiroga, Chacho Peñaloza, Solano
López o José Gervasio de Artigas quienes defendieron celosamente sus enclaves
territoriales de la voracidad del puerto de Buenos Aires y su clase dominante,
ameritaría que ellos se pararan de manos frente a Macri y sus secuaces, quienes
no sólo traicionan las autonomías provinciales sino también la soberanía
nacional.
Pero ellos no miran la
realidad con inteligencia, no se ubican y, al desubicarse – y para ellos
posicionarse inteligentemente sería
apoyar el lado Cristina, el lado kirchnerista del peronismo, dándole un
espaldarazo a la unidad del campo nacional y popular – desubican a muchos que aun
mirándolos desde este lado del espejo, aun no entendiéndolos del todo,
desperdiciarán sus votos quitándoles puntos porcentuales a Cristina o al
candidato que ella proponga.
El pueblo pide y necesita
líderes inteligentes. La única lucha que podrá liberarnos del caos, del marasmo
en el que hemos caído todos al haber, muchos de nosotros, votado tan mal, tan a contramano de nuestros propios
intereses mayoritarios, es la que demos con inteligencia, inteligencia para
mirar la realidad, para darnos cuenta donde estamos parados y qué posición
debemos elegir para hacernos visibles en
esa realidad y actuar en consecuencia.
Amílcar Luis Blanco. (Pintura de Edouard Manet)
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