martes, 24 de febrero de 2015

EL GORILISMO O ANTIPERONISMO; UN FUNDAMENTALISMO ARGENTINO.-








                                   Mucho tiene que ver esta fobia, esta anatematización en contra del peronismo, históricamente sostenida por nuestra burguesía nacional, por nuestra oligarquía vernácula, que Jorge Abelardo Ramos caracterizara como "terrateniente, parasitaria y rentística" y Domingo Faustino Sarmiento como "civilización", con nuestra postergación como sociedad y como pueblo. Hoy habría que agregar a los monopolios hegemónicos multimediáticos que defienden a las corporaciones nacionales y multinacionales del poder y del dinero, que son sus avisadores y dadores de publicidad, como formando parte de estas clases privilegiadas y prebendarias que disfrutan del mas alto porcentaje del ingreso nacional.- En suma, el gorilaje.
                                         Se las llamó "gorilas" cuando quebró el peronismo, mas o menos a partir de 1955 en adelante. Y estos gorilas tuvieron descendencia no solamente genética sino también clasista. Los prejuicios de rechazo al negro, al descamisado, al grasita, al trabajador procedente del interior que se agremiaba o sindicalizaba a la luz y el impulso de los primeros decretos que sancionara y promulgara el nuevo Secretario de Trabajo y Previsión del Gobierno de Edelmiro J. Farrell, Coronél Juan Domingo Perón, se trasladaron a la clase media argentina: al empleado de banco o de comercio categorizado, a los profesionales médicos, abogados, ingenieros, a las maestras y los profesores, a los pequeños y medianos comerciantes y sus familias y terminaron por configurar una idiosincracia impermeable, sorda y ciega, en la gran mayoría de ellos, al reconocimiento palpable y consciente de los beneficios y ventajas de las conquistas sociales que reinvindicaron y satisficieron las profundas y elementales necesidades de la inmensa masa de trabajadores, parias y marginados, que como los indios en montoneras y los gauchos y antes los esclavos negros, zambos, mulatos y mestizos, venían sufriendo su exclusión; estos últimos explotados por las mitas, los yanaconazgos y las encomiendas desde el origen mismo de la conquista y el coloniaje, o sea desde finales del siglo XV y el siglo XVI en adelante.
                                           Ese reconocimiento que debió haber avispado o avivado a nuestra clase media haciéndole ver que "mejor que decir es hacer y mejor que prometer es realizar", frase recurrente en los discursos de Perón ,que el líder había sacado de sus lecturas de las "Vidas paralelas" de Plutarco y que en los estamentos más altos de nuestra burguesía, quienes por los años 20 y 30 del siglo pasado formaban parte de los cenáculos de Victoria Ocampo, tuvo muchísimo que ver en significación y sentido con otra que se le escuchó a José Ortega y Gasett, el filósofo español que visitó nuestro país invitado por la directora de "Sur", cuando dijo "Argentinos, a las cosas".-
                                             Porque nuestra burguesía acomodada, su intelectualidad, viajaba asiduamente a París hasta con vaca y todo para tirar manteca al techo.- Nuestra política extranjerizante y entreguista - la del Pacto Roca - Runciman de 1933 - se ufanaba a través de su dirigencia, surgida del mal llamado "fraude patriótico" en la bien denominada "década infame", de ser una estrella más del Reino Unido de Gran Bretaña e Irlanda del Norte, del British Conmonwealth of Nations, es decir, junto a Canadá y Australia, los titulares de entonces de nuestro Gobierno estaban orgullosos de considerarse europeos y particularmente británicos.
                                         La expresión "gorila", "gorilaje", como sinónimo de antiperonista surge como algo frívolo, de un divertimento, un programa radial porteño de humor de aquélla época, año 1955, llamado "La revista dislocada" para referirse a quienes mantenían reuniones secretas y conspiraban contra el gobierno de Perón.- Lo inventan los que quieren reírse de la gravedad y el peligro de un momento histórico del que no quieren participar tomando partido, responsabilizándose. Tiene mucho que ver con los advenedizos.- El ser advenedizo es un rasgo típico del argentino medio, se emparenta con su desarraigo, su amor por lo europeo y lo estadounidense; un cholulismo al uso y un "después de mi el diluvio" o el famoso "no te metás".
                                                    Se trata así, en el caso del gorilismo o antiperonismo, de un fundamentalismo edificado sobre la arena movediza de una subjetividad veleidosa, inmadura y constantemente reacia al compromiso que a lo que no renuncia nunca es a su labilidad. El espíritu contreras de una clase media huidiza, miedosa, pusilánime, que vive mirando, además, hacia los estamentos más altos del dinero y el poder para mimetizarse con sus representantes, para sentirse distinta y distinguida, para dejar de ser lo que es y ser otra cosa. El mozo que es mal mozo porque eso no es lo de él, o el chofer, o el dependiente, que reniegan asimismo de cumplir cabalmente sus quehaceres porque están mirando más allá de ellos.
                                                   Lamentablemente ese intento de mirar más allá es en realidad una simulación para no ir más allá, para quedarse donde están y no trasponer jamás sus limitaciones. Se sienten más cómodos si nada se mueve, si nada se transforma. Quienes gozan de una vida fácil, o por lo menos de abundancia, tienen razón para ser conservadores porque tienen qué perder y por eso se oponen a las transformaciones o cambios sociales que los obligan a resignar algo de lo que tienen. Los que, en cambio, sin padecer necesidades extremas deben hacer equilibrios para sobrevivir - la clase media -, son esclavos de ese fundamentalismo antiperonista, antipopulista, cuyos cimientos, como arenas movedizas, son los prejuicios insuflados por la clase alta, su ser advenedizos, volubles, pusilánimes e irresolutos.-

Amilcar Luis Blanco

lunes, 23 de febrero de 2015

¿Será Borges el culpable? (Este es otro artículo debido a la pluma de Mario Goloboff que refiere el caso Nisman a las ficciones borgeanas: Me pareció interesante y significativo porque a veces la ficción se cierne sobre la realidad y al publicarse devela un poco de su misterio y otras veces la realidad eclipsa a la ficción como ya dijera Oscar Wilde)

¿Será Borges el culpable?

 Por Mario Goloboff *

Poco importa si el autor de la obra (o el director de la puesta) se llama Alberto Nisman, un dirigente iraní, la CIA o los Comandos Vengadores de Oriente; lo que incumbe es el libro: estamos frente a una mimética duplicación de la vida (social, política, histórica) y, simultáneamente, ante su teatralización. Vivimos la realidad, y vivimos, casi sin saberlo o sin querer saberlo o simulando no querer saberlo, su representación. Es una pieza en la que no se ven las fisuras ni el consabido y previsible espejo, en una exposición del presente que parece casi única, sin pliegues, sin margen, pero que es, profundamente, dupla. Por una singular virtud argentina, solemos transitar la historia y, al mismo tiempo, fingiendo ignorarlo, su escenificación.
Dos amigos, muy queridos ambos, ubicados uno a cada lado de la barra, como corresponde hoy a la convivialidad telúrica, conocedores de Jorge Luis Borges (excepcionales conocedores de Borges, quien ha sido, de lejos, el escritor argentino más citado, expresa o tácitamente, en las actuales circunstancias), recorren mentalmente la obra de nuestro autor, pero no coinciden en atribuir el antecedente de la muerte ominosa del fiscal a un texto preciso. Aciertan en adjudicar la trama de ella, hasta hoy jurídicamente dudosa, a “casi toda su obra” (Horacio González) o vacilan entre “El muerto” y algún diferente relato (Luis Gregorich), pero no llegan a ver, me parece, lo que me permito considerar el antecedente mayor, fruto de la más esencial esencia borgeana: el doble, el otro. Quizá porque, respetuosamente, discrepo sobre el sentido que habría que otorgar a este crimen, a los anteriores comportamientos y actividades de la víctima, a la función del resto de los personajes.
“La acción transcurre en un país oprimido y tenaz: Polonia, Irlanda, la república de Venecia, algún estado sudamericano o balcánico... Ha transcurrido, mejor dicho, pues aunque el narrador es contemporáneo, la historia referida por él ocurrió al promediar o al empezar el siglo XIX. Digamos (para comodidad narrativa) Irlanda; digamos 1824. /.../ Kilpatrick fue ultimado en un teatro, pero de teatro hizo también la entera ciudad, y los actores fueron legión, y el drama coronado por su muerte abarcó muchos días y muchas noches.”
La trama, explicitada por el propio Borges, es, sin embargo, simple: rebeldes irlandeses, o de cualquier otro lugar, descubren que uno de sus máximos dirigentes se ha pasado al enemigo. Una vez desenmascarado, resuelven, con su consentimiento y hasta con su firma, ajusticiarlo. Pero no como traidor, porque ello desprestigiaría a todo el movimiento, sino como víctima del enemigo. Eligen la hora y el día, y arman el escenario, en un teatro. Allí, a la vista de todo el mundo, el traidor es objeto de un atentado que le lleva la vida. Muere, ante todos, como un héroe de la insurrección, en manos de una bala enemiga que, nadie duda, proviene del odiado inglés. Sólo sus compañeros conocen la verdad, pero, como ésta no les conviene, la callan para siempre: “Tema del traidor y del héroe” (publicado en Sur, nº 112, de 1944, y luego en Ficciones, 1944).
Ahora, la Presidenta agrega y menciona, con su impecable visión política, otro antecedente y por primera vez, “el hilo de Ariadna”, para abrir y cerrar su discurso, y salir de este laberinto, hilo que figura, cierto, en el cuento “La casa de Asterión”, aparecido en Los Anales de Buenos Aires, nº 15-16, mayo-junio de 1947, y luego en El Aleph, el libro que Jorge Luis Borges publicaba en 1949. “También eso, tal vez, estaba previsto.”
* Escritor, docente universitario.

Rienda corta para los espías argentinos (Reproduzco otro artículo del jueves 29 de enero de 2015 de un gran periodista y escritor argentino Horacio Verbitsky, que también revela verdades sobre el caso Nisman y que permitirá a lectores de otras latitudes entender algo mejor las circunstancias que lo rodearon y lo rodean)

Rienda corta para los espías argentinos

En su edición de ayer, el diario estadounidense The New York Times publicó una nota sobre el caso Nisman escrita por Horacio Verbitsky. Aquí se reproduce el texto completo.
 Por Horacio Verbitsky

El 14 de enero el fiscal Alberto Nisman acusó a la presidente Cristina Fernández de Kirchner y a su ministro de Relaciones Exteriores Héctor Timerman de encubrir la denunciada participación de Irán en un ataque terrorista de 1994.
Nisman fue hallado muerto cuatro días después, horas antes de su programada presentación para exponer sobre sus hallazgos ante el Congreso. Los títulos de los diarios en todo el mundo sugirieron que el gobierno tenía alguna responsabilidad en una de esas tragedias, o en ambas. Yo no lo creo.
Antes de que lo encontraran con una bala en la cabeza, Nisman había investigado durante casi una década el peor ataque terrorista en la historia argentina, la voladura del centro comunitario judío de Buenos Aires, que mató a 85 personas en julio de 1994. Su muerte conmovió al país y distrajo la atención de su escrito acusatorio de 290 fojas. La oposición veía la audiencia en el Congreso como un arma contra el gobierno mientras el partido gobernante se preparaba para señalar los puntos más débiles del escrito.
Los medios están filtrando fragmentos de 5.000 horas de grabaciones telefónicas de Inteligencia, en las cuales no se escucha a la presidente ni a su canciller. Además sobran los rumores acerca de si Nisman fue asesinado o se suicidó. La señora Kirchner osciló entre suponer que fue un suicido y sugerir que no lo fue. En un año electoral, aunque ella no puede postularse para un nuevo mandato, estas vacilaciones no favorecen a su partido.
Especulaciones a un lado, es importante cuestionar la exactitud de los cargos contenidos en la denuncia, que señala en dirección a Irán. El documento, que fue publicado on line, es autocontradictorio.
Primero, acusa a Timerman (quien es judío y fue víctima de la dictadura antisemita que secuestró y torturó a su padre) de buscar la anulación de las Alertas Rojas u órdenes de captura de INTERPOL contra los iraníes acusados. Luego cita una grabación en la que un presunto agente iraní denuncia a Timerman con un insulto antisemita, por no anular las alertas rojas.
Nisman fue criticado por el mismo hombre a quien elogiaba, el ex secretario general de INTERPOL, Ronald K. Noble. La acusación repite 96 veces que Kirchner y Timerman trataron de conseguir que INTERPOL levantara las alertas rojas contra los acusados iraníes. Pero Noble, que era el responsable de las alertas rojas, lo negó y dijo que los gobernantes argentinos fueron consistentes en el sentido contrario.
En una entrevista publicada el 18 de enero, Noble declaró que “lo que Nisman dice es falso”. El mismo día Nisman fue hallado muerto.
Es extraño que un fiscal con la experiencia de Nisman haya preparado un documento tan débil para formular tan serios cargos contra la presidente y el canciller. De las 290 fojas del documento, sólo dos dicen qué delitos se habrían cometido, sin mención alguna ni a doctrina ni a jurisprudencia. Por esto mucha gente cree que el documento no fue escrito por un abogado y que Nisman fue engañado y usado.
Es más posible encontrar la clave de esta historia en el gobierno del ex presidente Carlos Menem que en el actual. Menem es de origen sirio y antes de las elecciones presidenciales de 1989 se reunió en Damasco con el presidente Hafez al Assad, que le brindó apoyo financiero. La participación argentina en la Operación Tormenta en el Desierto contra el aliado de Siria, Irak, en 1991, arruinó ese romance. En 1992 fue demolida la embajada de Israel en la Argentina y en 1994 voló la mutual judía.
Documentos secretos desclasificados en 2003 revelaron que el primer ministro israelí Yitzhak Rabin mandó a la Argentina un enviado personal apenas horas después del ataque de 1994 con el propósito de concertar una versión común de los hechos para comunicar a la prensa. En ese momento, Rabin enfrentaba la presión política de los opositores a las conversaciones de paz con los palestinos en Oslo, que por primera vez contaban con la aprobación siria.
Después de reunirse con Menem, el enviado de Rabin acusó por el ataque a Irán. La misma semana, un vocero del Departamento de Estado de Washington fue más allá y excluyó a Siria de la lista de sospechosos.
A Menem también le pareció políticamente conveniente apartar la mirada de Siria e hizo todo lo posible para impedir que se investigara la pista siria, debido a su relación previa con el gobierno de Assad y sus promesas incumplidas de apoyo diplomático y cooperación en tecnología nuclear y misilística.
Hoy Menem está procesado junto con algunos miembros de su gabinete, con el juez y con dos de los fiscales, acusados de obstruir la justicia y encubrir evidencias sobre el atentado de 1994.
La organización que presido, el Centro de Estudios Legales y Sociales, representa a un grupo de víctimas del atentado. En 2005, el entonces presidente Néstor Kirchner reconoció la responsabilidad del Estado por no haber prevenido el atentado ni resolverlo después.
Se firmó un acuerdo en el que el Estado se comprometió a modificar la ley de inteligencia para impedir cualquier interferencia con la justicia. Llevó casi una década que la viuda de Kirchner, que ahora conduce el país, comenzara a cumplir ese compromiso.
En diciembre, la señora de Kirchner pareció actuar sobre la promesa de su difunto marido al descabezar la conducción superior de la Secretaría de Inteligencia en un retrasado intento de limpiar la casa.
La muerte de Nisman puede haber sido un gol en contra; muchos creen que el destituido jefe de operaciones de inteligencia, Antonio Stiuso, alimentó el escrito de Nisman y podría estar involucrado en su muerte.
De acuerdo con la denuncia, el Memorando de Entendimiento que la Argentina e Irán firmaron en enero de 2013 facilitó el encubrimiento, cuyo objetivo secreto era permitir la adquisición de petróleo iraní, algo altamente improbable debido a su alto contenido de azufre, seis veces mayor al que admiten las refinerías argentinas. Pero el propósito explícito del Memorando era permitir que el juez interrogara a los acusados iraníes y que se estableciera una Comisión Internacional de la Verdad, formada por prestigiosos juristas de otros países.
Firmar un memorandum con la ingenua ilusión de que algún día permitiera llevar a los acusados ante un tribunal, como ocurrió con los acusados libios por el avión derribado sobre Lockerbie en 1988, no constituye delito. El gobierno argentino ignora quiénes son los culpables pero quiere permitir que la justicia los descubra.
La muerte de Nisman y la incertidumbre que se prolonga sobre el atentado de 1994 pusieron en evidencia las fallas del sistema judicial argentino y su relación promiscua con los servicios de inteligencia.
Las prometidas reformas no pueden postergarse. La Argentina necesita más transparencia, más control sobre los servicios de Inteligencia y la interrupción de los lazos inapropiados entre espías, jueces y fiscales.
La señora de Kirchner anunció esta semana la disolución de la Secretaría de Inteligencia y la creación de una Agencia Federal de Inteligencia. Este es sólo el primer paso para conseguir justicia para las víctimas del atentado de 1994 y la familia de Nisman.

La marcha del 18 y el extravío de los vocablos (Reproducción del artículo aparecido hoy en "Página 12" del escritor y periodista argentino Mempo Giardinelli, el cual comparto en todo su texto)

La marcha del 18 y el extravío de los vocablos

 Por Mempo Giardinelli

La marcha del 18 fue numerosa. Se pueden discutir el oportunismo de unos cuantos fiscales deslucidos y el de sus mandantes. También el de políticos y dirigentes que debieron meter violín en bolsa y enhorabuena. Pero lo que más llamó la atención fue la impresionante marea de personas muy mayores –hubo poquísimos jóvenes– y el extravío de los vocablos pronunciados.
Todo por el desdichado Alberto Nisman, un fiscal poco brillante en vida, que tuvo en sus manos un asunto que no quiso, no supo o no pudo llevar adelante, paralizando la causa judicial más trascendente que tuvo este país. Que ya venía empiojada por el juez Juan José Galeano, expulsado del paraíso judicial después de diez años de arruinarla. Los siguientes diez años estuvieron en manos del pobre Nisman, que acabó suicidándose acaso por miedo, amenazas, vergüenza o desesperación, o bien lo asesinaron al estilo Jean Reno en la memorable El profesional, de Luc Besson, curiosamente filmada en el mismo aciago año 1994.
Dizque la marcha era “en homenaje” a este joven abogado judío al que todos los sobrevivientes y parientes de víctimas de los atentados a la Embajada de Israel y a la AMIA, casi sin excepción, repudiaron una y otra vez acusándolo de congelar las investigaciones. Pero no se hacen homenajes desde el odio y el resentimiento.
Las consignas eran todas representativas de odio artero, frío y calculado que han sabido inocular los verdaderos convocantes, o sea los multimedios antidemocráticos. Las repitieron sistemáticamente los miles de marchantes que, guste o disguste, conformaron un número impactante. Que motiva esta reflexión.
Porque lo que más se reclamó fue “justicia”, y uno se pregunta entonces a qué se referían. Porque la enorme mayoría de los marchantes comparte los frenos y el boicot a toda renovación y democratización de la Justicia en la Argentina. Se opusieron a las seis leyes sancionadas por el Congreso, mantienen estructuras y estilos del siglo XIX, boicotean la integración de la Corte Suprema de Justicia (que de siete miembros pasó a sólo cuatro, y dos de ellos cada vez más cuestionados: el casi centenario Fayt y el gelatinoso presidente Lorenzetti). Y así han logrado que la administración judicial argentina sea, hoy, ineficiente, lerda, clasista, acomodaticia, formalista y seguramente más corrupta que nunca antes. Bueno, lo que más se pedía en la marcha era “justicia”. ¿Cuál?
Otra consigna que repetían los manifestantes –la mayoría gente bien, gente de pro, como se decía antes a las personas tranquilas y cumplidoras, ahora furiosas y apenas contenidas– era “Basta de impunidad”. Curiosa, inexplicablemente se lo reclamaban al gobierno que ha impulsado consistentemente más de 1000 juicios por causas de lesa humanidad, quebrando así la impunidad de que gozaban miles de militares, policías, empresarios y sacerdotes. Y que llevó a la cárcel a Videla, Ma-ssera, Menéndez y centenares de genocidas y apropiadores del autodenominado “Proceso”. Bueno, lo otro que más se reclamaba en la marcha era acabar con la “impunidad”. ¿Cuál?
Casi todos acusan al gobierno nacional –como hoy es moda– de ser “una dictadura”, y reclamaban por la “libertad de expresión”. Curiosísimo era ver tal protesta antidictatorial en una manifestación multitudinaria en la que no había peligro alguno de represión, y con todos marchando en ejercicio de una libertad de expresión absoluta, como jamás antes disfrutó generación alguna en este país. Y otro epíteto a la moda también acusatorio era “régimen”. ¿Cuál dictadura, cuál régimen, cuál libertad de expresión?
Y, por supuesto, la “corrupción” como cereza en la crema. Se resisten a los cambios en la SIDE, ese paraíso del espionaje, el secreto y la mentira, formas corruptas por esencia. En las redes sociales y en los viles comentarios de los odiadores de pasquines, y en Féisbuc y en el viscoso Tuíter, utilizaron, antes y después de la marcha, el vocablo “corrupción” hasta el hartazgo. Como si fueran, tan luego ellos, Cruzados de la Transparencia Republicana. Habría que ver cuántos marchantes, cuántos jueces y fiscales, cuántos presidenciables y cuántos dirigentes políticos y sindicales del 18 tienen los calzones y las cuentas limpias, ya no hablemos de sus conciencias, que muchos capaz que ni la tienen. Así es la lógica del corrupto, como nos enseñaban de niños: para el corrupto y el ladrón, todos son de su condición.
Pero ahora hacen de ese vocablo, bandera. Con la que llenan de sospechas a la ciudadanía decente, y sobre todo a los que no somos kirchneristas tiempo completo ni mucho menos soldados K. Vuelan acusaciones de acomodos y supuestas dádivas, de prebendas y salarios ocultos del poder. Nos tocan diariamente esas infamias y tenemos que andar esclareciendo las cosas incluso ante amigos y colegas que hoy pisan otras veredas. Y ante quienes debemos humillarnos para aclararles que ningún centavo de nuestras casas se originó jamás en otra fuente que el trabajo. Y además tienen las entendederas cortas. No pueden comprender que lo que uno dice y escribe es lo que uno piensa.
Hace dos semanas escribí que el Sr. Stiusso iba a mentir, incluso por profesionalismo. Miren sus declaraciones ante la fiscal Fein: cuatro páginas para no decir nada de 42 años de servicio y 20 de ellos ensuciando la causa AMIA e incluso al pobre Nisman. Insustancial y evasivo, típico nosabe-nocontesta, también en la fiscalía habló en secreto y se fue del país de inmediato. De esa corrupción, en la marcha no se escuchó ni un suspiro.
Lo más descorazonador es que esas buenas almas no se dan cuenta de sus nobles preocupaciones confundidas, y así se preparan para votar en octubre a Massa, Macri, Binner, Sanz o Cobos, a quienes no se les cae una palabra de lo que van a hacer si llegan –Dios no lo quiera– a ser presidentes de esta nación.
No hablan de sus planes económicos. No dicen que van a recortar empleos y bajar salarios y jubilaciones como hicieron Patricia Bullrich y Ricardo López Murphy cuando rebajaron el 13 por ciento. No dicen que van a volver a privatizar y tercerizar y malvender el patrimonio nacional dejando en la calle a millones de argentinos. Y no se avergüenzan cuando dicen, como Macri, que hay que pagar todo y ya a los fondos buitre.
Y es que decir las palabras significantes sería para ellos sincericidio político. Por eso siguen mintiendo. Corrompiendo las palabras. Mientras organizan, de la mano de sus marionetistas, otras marchas dizque republicanas. Las que todavía veremos.

martes, 17 de febrero de 2015

LA FICCIÓN CERNIÉNDOSE SOBRE LA REALIDAD

Acaso la Argentina sea un país ficticio. Un país construido con pedazos y retazos de otras naciones, de otras culturas, siempre ajenas, siempre cambiantes y distintas pero concurriendo puntuales a abrirse en puertas falsas en las coyunturas más difíciles para indicar o sugerir caminos y salidas siempre equívocos, siempre frustrantes, signados por la inautenticidad y el desprecio de lo propio. Desde haber acusado numerosas veces a Néstor y Cristina Kirchner de un fascismo, nazismo, stalinismo o cualquier otro totalitarismo proveniente de otras situaciones geográficas, otras historias, hasta solidarizarse ciegamente con la revista parisina Charlie Hebdo y sus periodistas víctimas de un deplorable atentado, hasta recibir - estuvo en boca de Mauricio Macri - con benevolente mansedumbre y admirada expectativa los consejos de las embajadas norteaméricanas e israelíes para proceder según sus "sabias" indicaciones.
La delirante presentación del fiscal Nisman acusando de encubrimiento del atentado a la AMIA a la presidente y su canciller, seguido de su insólita muerte, son una buena prueba de ese sentido de siniestra ficción que informa el curso de los últimos acontecimientos. 
Juristas de talla y prestigio nacional e internacional como León Arslanian, Eugenio Raúl Zaffaroni y Julio Maier, especialistas en Derecho Penal y Derecho Procesal Penal, han opinado sobre la presentación declarando que, aunque la hipótesis a investigar propuesta por Nisman fuese cierta, no constituiría delito alguno, ya que si el memorándum de entendimiento entre Argentina e Irán hubiese sido aceptado en una carta reversal por este último país, entrando así en vigencia,y indagatorias a los sospechosos del atentado hubiesen tenido el efecto de que la comisión de verdad creada por el entendimiento recomendase al juez declarar la falta de mérito o el sobreseimiento de los inculpados,con el levantamiento consiguiente de las alertas rojas y el magistrado las hubiese dispuesto, tal curso de los acontecimientos no hubiese configurado conducta punible alguna.
De modo tal que el"entramado ficcional" que constituye la mal llamada "denuncia", según la acertada definición de la doctora Abonna que como representante de la Procuración del Tesoro defiende a la titular del Poder Ejecutivo y su Canciller frente a la nueva presentación del fiscal Pollicita por ante el juzgado federal de Daniel Rafecas, adquiere así todo su pleno y cabal sentido de operación política destituyente y golpista.
Los partidos políticos y los políticos de la oposición, las corporaciones económicas y multimediáticas monopólicas, los servicios de inteligencia de Estados Unidos e Israel que trabajan para sus proyectos imperialistas y dominantes, siempre para sus intereses privilegiados y que cuentan y han contado a lo largo de toda nuestra historia con el cipayaje nacional, siempre dispuesto a servirlos, aunque se lleven a paladas las riquezas a los paraísos fiscales, las que se deben al sudor y el trabajo de millones de argentinos, los anónimos y siempre perjudicados integrantes de la masa, construyen estas ficciones en las que se llevan por delante el Estado de Derecho, la Democracia representativa, la República y la voluntad mayoritaria del Pueblo todo eso les importa tres carajos hablando bien y pronto.
Llegará un momento que la siniestra ficción absorba del todo a la realidad y nos encontremos idiotizados, imbecilizados, colonizados y pensando como los creadores de ficciones quieren que obremos y pensemos, como en la novela "1984 de George Orwell, hablaremos el neo-habla y viviremos un presente ciego, sin pasado ni porvenir.

Amílcar Luis Blanco