viernes, 18 de diciembre de 2015

LA ABEJA REINA Y EL ZÁNGANO







Lo característico y principal de las abejas es su capacidad de socialización y de vivir en colonias complejas y rigurosamente organizadas, donde siempre hay una sola abeja reina, abejas obreras y zánganos. Esto lleva a la convicción de que las abejas ejercen o profesan por lo menos un adarme de psiquismo, o quizás mucho más, que las mantiene cohesionadas, organizadas y atentas a los peligros. Es decir que, como especie, no sólo se alimentan biológica u orgánicamente acercándose a las fuentes de agua, llamensé corrientes, como ríos y arroyos, o estanques, como piscinas, albercas o cisternas y, por supuesto, a los jardines con flores para libar el polen y fabricar la miel y la jalea real con la que alimentan a sus reinas, sino que además y también poseen un psiquismo que les permite defenderse como especie.


Las obreras son las mas numerosas en toda la colonia, son siempre abejas hembra y son las encargadas de trabajar constantemente durante toda su vida, vida que en regla general, no supera los cincuenta días. Un símil con la comunidad humana de la que formamos parte ya que los trabajadores, empleados, operarios, obreros, profesionales, comerciantes, pequeños empresarios, sin distinción de sexos, trabajamos la mayor parte de nuestra vida y en general el desgaste que esto supone, físico y mental, no favorece precisamente nuestra longevidad.


Los zánganos, son exclusivamente abejas macho, solo existen un centenar por colmena, y su presencia esta destinada a fecundar a la abeja reina, no pueden alimentarse por sí mismos porque no tienen aguijón asi es que deben ser alimentados por las obreras. Tienen el cuerpo mas ancho que estas últimas y ojos mas grandes y más saltones. Siguiendo con la comparación podría decirse que los desvalidos, niños, ancianos o simplemente vagos y vagas, sin distinción de sexos o preferencias de nuestros deseos genitales, nos parecemos bastante a los zánganos. Tampoco tenemos aguijones que nos permitan obtener recursos para vivir y somos alimentados por los que de verdad se rompen el lomo día a día para ganarse el sustento.


Finalmente la abeja reina, existe una sola en toda la colmena y es lógicamente hembra. Esta va a nacer de un huevo que recibió cuidados reales, y como para asegurar la existencia de una abeja reina, hay varios huevos de este tipo la abeja reina al nacer deberá matar la larva de las demás ya ex posibles abejas reales, es decir de sus competidoras. Si llegara a nacer otra abeja reina, deberán pelear a muerte y la que sobreviva será la nueva abeja reina de la colmena que es la única apta para la reproducción ya que las demás obreras son estériles. Su función es únicamente la de poner huevos, vive cerca de los cuatro años y puede llegar a poner hasta doscientos mil huevos en toda su vida. Es decir es longeva y fecunda, tiene aguijón para agredir, competir y ganar o morir.


Los integrantes de la colmena humana, además de reproducirnos biológicamente, tenemos una descollante vida psíquica, pero preferentemente más dedicada a nuestro ego que al colectivo de egos que somos como especie. Esto nos diferencia claramente de las abejas. 

Somos poco solidarios y también de una fecundidad concupiscente. No guardamos fidelidad a reina alguna y, aunque aparentemos monogamia, somos esencialmente polígamos y promiscuos, característica ésta que nos aleja de los comportamientos activos de los zánganos y de las abejas en general. 

Nuestro comportamiento como especie deja mucho que desear. Somos más individuos que especie. Nuestros instintos de conservación están más dirigidos a nuestro ser individual que a nuestro ser colectivo. Los roles ejercidos por nosotros como integrantes de una sociedad son casi siempre imposiciones culturales. Desde el tabú del incesto hasta la filantropía declamada y no cumplida hacen que nuestra cohesión gregaria carezca de toda inteligencia y, ¡ni hablar!, pueda cifrarse en la infalibilidad del instinto que proteje a los cardúmenes de peces, las jaurías de los canes, las manadas de los búfalos, las bandadas de los pájaros o los enjambres de las abejas. 

Con un evidente complejo de culpa, justificado además, nos reproducimos culturalmente para trascender a la continuidad histórica como especie sabiendo que de especie tenemos muy poco. La pensamos más que sentirla y, cuando de pronto aparece ese instinto de especie, surgiendo desde nuestro estómago, en las canchas de futbol, en los recitales de rock, en los mitines políticos, es para alentarnos a comportamientos deleznables que, una vez que nos alejamos del tumulto, recuperada la paz de nuestro ego, suele avergonzarnos. 

Son excepcionales los casos en que héroes salvan vidas sacrificando las suyas individuales y, cuando lo hacen, consideramos elevarlos a la categoría de los semidioses o los convertimos en mitos, los sentimos sobrehumanos. Antes y desde el invento de la escritura y la imprenta trascendíamos a través de los libros, las partituras, las obras plásticas. Era la manera en que, lavando nuestra culpa, podíamos, como las abejas, fabricar nuestras mieles habiendo abrevado o polinizado en nuestras experiencias de vida. Desde don Quijote y Sancho Panza hasta los atormentados personajes de Kafka la novela, por ejemplo, ha sido un producto cultural surgido del aprovechamiento o metabolismo y elaboración de las experiencias humanas en distintas épocas. Los modos de polinizar y fecundarnos en la trascendencia. 

Actualmente, creo, más que producir mieles producimos venenos. Y ello ocurre porque no abrevamos ni polinizamos en experiencias vitales en las que pongamos el cuerpo y el alma en directo contacto con las realidades como lo hacíamos antes de la revolución tecnológica. 

Actualmente, por el contrario, abrevamos y polinizamos indirectamente, no en experiencias contiguas a lo real sino que nos conectamos al mundo virtual, a la polución de lo mediatico, en el que el agua de los rios o estanques y las flores coloridas de los jardines están ausentes. La realidad se ha ido, ha desaparecido. Además ha quedado suplantada por mentiras, tergiversaciones, sesgamientos interesados, aviesos, destinados a defender intereses poderosos; los de las corporaciones y las personas que las dirigen o se constituyen en beneficiarios directos de sus prosperidades. 

Es decir nos vinculamos o enganchamos a noticias, información, opiniones, propagandas, que laten, parpadean o brillan, como las estrellas en la insondable negrura de la noche, en el mundo virtual, principalmente en las pantallas del plasma o televisor o cine, en las voces de la radio, en la corolatura chillona y las letras catástrofe de la gráfica y las transformamos en nuevas opiniones, creencias, expectativas de conducta, etcétera, que más que mieles suelen ser venenos, tóxicos que nos emponzoñan el entendimiento y hasta el alma, si es que la tenemos. 

Infisionados o infectados con estos venenos, reproducimos actitudes, comportamientos, estados de opinión pública que se traducen en políticas activas o pasivas que orientan el destino del colectivo al que pertenecemos, pero que en vez de orientarlo a menudo lo desorientan, en vez de defenderlo y protegerlo de las acechanzas los llevan a la perdición, la debacle. Tal también el sentido de lo que se mediatiza, esto es la realidad misma que en su materialidad y sensualidad, en su ser empírico se aleja, se distancia de nosotros, se enajena o aliena de nuestra conciencia, de nuestra vigilia, para convertirse en objeto difuso, fantástico, e ingresar así en nuestro imaginario de un modo casi invisible, inconsciente e influír luego en nuestros comportamientos de un modo sutil, subliminal.

Tiene, por todo lo reseñado, mucho sentido comparar a las comunidades humanas con las colonias de abejas y cabe preguntarse qué ocurriría en una colmena si en el lugar de la abeja reina se colocase un zángano. Si bien esta situación sería imposible de realizar entre las abejas porque ellas obedecen a imperativos del instinto natural de la especie y este es infalible, en el caso de los humanos, que como dijera el poeta alemán Rilke, vagamos con paso torpe e inseguro por un mundo interpretado, semejante transposición y suplantación de roles es no sólo posible sino que ha ocurrido y ocurre casi constantemente. En la historia de la humanidad se han dado líderes femeninas procedentes del antiguo régimen, por ejemplo en Inglaterra, como Isabel II, o surgidas del republicanismo conservador de su actual régimen parlamentario, como Margaret Tatcher y líderes femeninas apasionadas y populares como Juana de Arco en Francia y la Pasionaria en España. Pero también zánganos varoniles, algunos maníacos, verdaderos psicópatas o psicóticos muy dañinos, como por ejemplo Calígula, Nerón, Enrique VIII, Hitler o Stalin, han ocupado tronos y sitiales de poder. 

En nuestro país, una abeja reina, Cristina Fernández, ha gobernado de modo memorable para un mayoritario número de personas que han apoyado y aprobado su gestión y sus dos períodos consecutivos de mandato cumplido que han sido fecundos en realizaciones. Ella y también su marido, Néstor Kirchner, que la precediera y provocara el inicio de las transformaciones en el fenómeno histórico cultural que es la Argentina como nación, han sido como el zángano elegido y la abeja reina y han puesto muchos huevos que generaron nuevas realidades que han servido para alimentar el crecimiento de la riqueza, la participación de los obreros, trabajadores, profesionales, técnicos, científicos, sobre todo mujeres, y en general todos los integrantes de la comunidad política humana, en mayor o menor medida, en esa riqueza, que no ha sido únicamente económica, sino también política, social y cultural. 

Es decir, ellos han fabricado las mieles y la jalea real y han inducido también a que los trabajadores, que serían las abejas obreras, hayan podido abrevar en aguas limpias y polinizar en flores recien abiertas para producir sus propias mieles y la jalea real de una responsabilidad gregaria, política y solidaria, robusteciéndonos como comunidad humana y volviéndonos fecundos, útiles, productivos y felices, como las abejas.


Sin embargo, y desgraciadamente, los venenos de la polución mediática hegemónica, al haber emponzoñado los sentimientos y las inteligencias de quienes abrevan y recogen el polen infectado de sus mentiras interesadas, han llevado a que la gente vote y equivoque su elección, han conducido al sufragio subliminal, inconsciente, fundado en lo fantástico, recreándose en semejante accionar aquella mentalidad primitiva, mágica o salvaje que fueran caracterizadas por antropólogos como Levy Bruhl, Levy Straus, mentalidad ésta que responde a los estímulos de la propaganda, la publicidad o el marketing. 

Por obra de esos estímulos mediaticos, procedentes de la realidad virtual, quien le ha sucedido al frente del país a esa abeja reina que fue Cristina Kirchner es Mauricio Macri, que por su condición masculina, oligárquica, y de hombre de negocios no proclive a la sensibilidad social, diametralmente opuesta a la de Néstor Kirchner, pero enmascarada por ese procedimiento eufemístico de los medios ha disimulado o atemperado esos caracteres, ha conseguido llegar a la cima del poder público y es uno de los zánganos de la colmena, pero, a diferencia de Néstor Kirchner, carece totalmente de capacidad reproductiva en lo que a cultura, política, economía y favorecimiento del ascenso social se refiere, porque sus acciones, hasta ahora, al contrario de lo que nos proporcionó su imagen mediatica, de merchandising, no propenden a fecundar el bienestar y la felicidad de los obreros que junto a la mitad más uno del pueblo lo votaron y no ha llegado a penetrar y difundir en el ambito de la república su capacidad de mantener los logros y multiplicarlos. Demuestra en estos pocos días en el poder su esterilidad manifiesta. 

Pero no sólo la de un zángano más dado a su grupo y círculo de intereses que a la inmensa mayoría de la colmena humana, sino también la de un zángano que la está llevando al precipicio, que carece del más elemental instinto para conducirla. La megadevaluación del peso frente al dólar, la liberación de los controles cambiarios, la no protección de las pequeñas y medianas empresas, libradas a tener que competir desventajosamente con productos provenientes de otros paises de costos mucho más reducidos, el consiguiente desempleo de masas importantes de trabajadores que quedarán en la calle ante la reducción de personal, el cierre o directamente la quiebra de estas pequeñas industrias, el aumento de las tarifas del transporte y los servicios públicos por la quita de subsidios ya han deteriorado bruscamente el poder adquisitivo de salarios, jubilaciones e ingresos de los consumidores, y lo empobrecerán todavía más causando una formidable transferencia de ingresos de los sectores más pobres y las franjas medias de la población, cuantitativamente mayoritarios al reducido y minoritario sector más concentrado de la economía, beneficiado también con la supresión de las retenciones a las exportaciones de carnes y cereales y la suba del precio del dólar.- De modo entonces que este zángano no produce mieles ni induce a que otros las produzcamos y, carente de todo sentido gregario de solidaridad, desgastará y debilitará seriamente este colectivo humano que llamamos Nación y del que todos formamos parte e intentará seguir conduciéndonos como a los roedores, en alegre montón, el flautisa de Hamelin los llevó al precipicio.


Amílcar Luis Blanco  ("Las bodas de Caná", oleo sobre tabla de Gerard David)

martes, 10 de noviembre de 2015

EL VOTO SUBLIMINAL






                                  El voto subliminal es el voto inconciente y, también, inconsistente. Está fundado en una nebulosa, vaga y confusa percepción de opiniones infundadas o superficiales o de rumores, informaciones mentirosas, sesgadas, tergiversadas o incompletas. Se emparenta con otros dos tipos de conocimiento que han sido estudiados y clasificados por la Antropología y que han, mucho antes de que en el siglo XX esta ciencia los caracterizara, sido descubieertos y estudiados por el pensamiento filosófico.- Es decir, lo que en el origen de la Filosofía los filósofos que se proponían un saber metodico, sistemático y sin supuestos previos que lo condicionasen distinguieron de la sofística o la doxa. Que aludía a lo que se desprendía de las creencias, prejuicios o restos de una mentalidad prelógica o primitiva, en aquéllos siglos anteriores a la era cristiana, explicable por el magro y poco difundido desarrollo de las ciencias, pero que ya en el siglo XX  Levy Straus y antes Levy Bruhl expusieran desde un punto de vista científico luego de analizar y comparar las formas de comprender la realidad que campeaban en tribus africanas y de oceanía, indígenas de América del Norte y Asia, con las correspondientes a los métodos de las ciencias positivas propios del occidente moderno y la lógica aristotélica. El primero en su libro sobre el pensamiento salvaje y el segundo en su obra sobre la mentalidad primitiva.
                                    De modo tal que el saber subliminal o lo subliminal, definido como "lo que es percibido sin que el sujeto tenga conciencia de ello", del que deriva el voto subliminal, y la mentalidad primitiva o salvaje tienen el evidente punto de contacto de ser tres tipos de posiciones frente a la realidad que eluden, de un modo u otro, toda consideración conceptual o racional acerca del grado de verdad que puedan ostentar los hechos y las acciones humanas y la interpretación que se haga de ellos.
                                         Esta percepción subliminal explica la efectividad y eficiencia de las propagandas propaladas "urbi et orbi" por los medios de difusión masivos que, además, operan en lo que hace a los productos de las industrias y su comercialización, por lo general respondiendo a la capacidad económica de las empresas o corporaciones que los producen, de un modo hegemónico. Ello también responde al fenómeno de concentración de recursos logrados por los monopolios u oligopolios de producción y comercialización de productos que anulan todo posible tipo de competencia porque se apoderan de los mercados ocupando posiciones dominantes en los diferentes rubros de la Economía. Lo que sucede con la producción y comercialización, es decir el fenómeno de unidireccionalidad y unidimensionalidad que acompaña a este proceso de concentración de riqueza y posibilidades de quienes son sus titulares y beneficiarios, se traslada a los medios y al saber o al conocimiento que los medios imponen.
                                  Y lo que sucede con la propaganda y la publicidad, esta polución de lo subliminal, del saber subliminal, no sólo opera para vender masivamente los productos que están en el comercio sino también para imponer ideas, conceptos, información, etcétera. Es decir, en definitiva, para formatear, moldear o directamente crear una percepción de la realidad que no tiene en cuenta criterios de racionalidad o de verdad fundados en la experiencia de la realidad. Esta última es transformada en un relato fantasmagórico, espectral o fantástico, casi siempre dotado de una artificialidad que finge verosimilitud para naturalizarse y parecerse a la experiencia de la realidad pero que, si se analizase a fondo y en sus parametros de obviedad, revelaría ese carácter ficcional y que nos quita a cada momento los pies de la tierra a quienes lo padecemos. Nos arranca del silencio de la observación y la meditación, de la conciencia de nuestra mortalidad sobre todo. Nos sumerge en lo que Heidegger definió como lo inauténtico, la caída del ser ahí en el mundo de una manera apofántica, amanual, en la cual nuestra verdad se oculta y desoculta constantemente como la luz de una estrella que parpadea sumida en una distancia insondable. Una manera de pura actualidad, sin memoria, sin presente ni pasado, parecida a la de los animales, a la de las criaturas que como dijera Rilke viven solamente en sus ojos porque carecen de conciencia y se mueven instintivamente.
                                 Parecen inocentes, inocuos, los discursos que aluden a lograr la felicidad, la plenitud, la salud, la buena figura, el éxito en los negocios, la moda, el amor, los orgasmos simultáneos y perfectos, sin embargo permean o traspasan constantemente nuestras conciencias sin que éstas, en la enorme generalidad de los casos, puedan defenderse y rechazar exitosamente, ejerciendo la capacidad crítica y la memoria, todo este aluvión de mensajes que llegan desde los medios y consiguen crear estados de ánimo colectivos, tal como sucede en las canchas de fútbol, cuando los hinchas de uno u otro equipo alientan a sus jugadores desde las tribunas con cánticos y consignas que no admiten disensos y tienden a masificarlos en una sola dirección y en una exclusiva dimensión de humanidad que suspende los diálogos, el escuchar al otro para elaborar un discurso crítico. Operan entonces en nosotros los antiguos instintos de comportarnos como conglomerados gregarios huyendo hacia una sola dirección, la del pensamiento único, inconciente, subliminal. Tal como ocurre con las bandadas de pájaros, las manadas de cuadrúpedos, los enjambres de abejas o los cardúmenes de atunes que ondulan y se desplazan en abigarrado conjunto para ser devorados por los peces mayores.
                                    La polución subliminal ataca por igual a todos. Todos somos sus víctimas. Nos iguala. No interesa nuestra formación, nuestro grado de preparación. Si hemos cursado solamente la escuela primaria, secundaria, terciaria o universitaria. Lo importante es hacer lo que todos hacen, consumir lo que todos consumen, vestirse como todos se visten y comportarse más o menos como los medios indican que debemos hacerlo.
                                      En esta circunstancia histórica en que se acercan las elecciones que mediante el sufragio darán su apoyo a uno u otro modelo de pais, por un lado el de un estado que intervenga en la economía activamente dando salud, trabajo, educación y oportunidades de ascenso e  inclusión social, distribución equitativa del ingreso, acrecentamiento del mercado interno y en general un estado de bienestar al que puede accederse, y, por el otro, el que se  propone desde una polución subliminal con el eufemístico vocablo "cambio", el del capitalismo extremo que plantea un estado prescindente en cuanto a la salud, la educación y la inclusión o el ascenso social, que se quiere manejar exclusivamente dejando que los mercados nos gobiernen y que los capitales de las corporaciones se muevan buscando exclusivamente la rentabilidad para sus propietarios. Dos modelos, el que pone el capital al servicio de los factores económicos y el conjunto de la economía al servicio del bienestar social, que fue el del peronismo y hoy es el del kirchnerismo con Scioli a la cabeza, y, el opuesto, que pone los factores económicos y la sociedad en su conjunto al servicio del capital para que los dueños de ese capital obtengan sin riesgos toda la rentabilidad, utilidad o dividendos que sean posibles y, en suma, sigan acrecentando su ya cuantiosa riqueza y manteniendo la asimetría entre un gran conjunto enormemente mayoritario del pueblo en la pobreza y un puñado de accionistas de grandes corporaciones que son cada vez más ricos. A nosotros nos toca optar entre nuestra percepción subliminal o nuestra razón crítica, entre nuestra memoria responsable o nuestro olvido sin escrúpulos.

Amilcar Luis Blanco

miércoles, 3 de junio de 2015

POPULISMO Y DEMOCRACIA VERSUS REPUBLICANISMO Y DEMOCRACIA ARBITRADOS POR EL DERECHO DE PROPIEDAD.-



Este parece ser el match o la pelea de fondo, para expresarlo en términos de crónica deportiva, que se juega entre kirchnerismo y oposición.- Del lado del oficialismo están quienes han defendido y defienden la política entendida como participación popular legitimante, del otro, el de la oposición, el sector conservador, cuantitativamente minoritario, integrado por las corporaciones mediáticas hegemónicas que abrevan también en un empresariado monopólico que apuesta siempre a maximizar sus beneficios como meta exclusiva y excluyente de sus actuaciones .- Estos últimos por sus voceros como Elisa Carrió o Santiago Kovadlof, por ejemplo, hablan de República como opuesta a un supuesto autoritarismo populista, al que no le reconocen su calidad democrática.
Habría que remontarse a las Repúblicas griega y romana, a Platón, a Tito Livio, para recordar que aun en el caso de una república aristocrática – gobierno de las elites apoyadas en las supuestas virtudes correspondientes a la opulencia de una única clase con acceso a la educación – se apostaba al bien común y que, como apuntara el historiador romano, las principales leyes de aquél período histórico político que precedió al imperio en la ciudad de las siete colinas eran las que habían tenido un apoyo tumultuario, las que habían sido plebiscitadas en las asambleas de la plebe, forma de democracia semidirecta que ni siquiera requería que quienes representaban al populacho frente al Senado se independizaran de la voluntad y el propósito de sus mandantes.
Otro tanto puede decirse de los jacobinos que entre 1791 y 1794, dieron forma en Francia, a la primera república y que basaban su autoridad en la soberanía popular, y cuyas posiciones eran  radicales, anticlericales, antimonárquicas. Maximiliano Robespierre (1758- 1794) afirmó que:  “la democracia es un Estado en el que el pueblo soberano, regido por leyes que son obra suya, hace él mismo todo lo que puede hacer, y permite hacer, por medio de delegados, todo lo que él mismo no puede hacer”. En esta definición el líder jacobino conjugó el principio de la soberanía popular con los de la representación política y el Estado de Derecho.

 
 “¿Custodios de la República o enemigos de la Democracia?, es el título del libro de publicación reciente de Eduardo Jozami, en el que se sostiene que los grupos dominantes que integran ese poder real y actuante, que este Estado de Derecho Democrático y Republicano, con mayúsculas, sustancia en cambio con base en el apoyo popular masivo en las urnas, no sólo no avanzan en propuestas que superen el límite de la representación para gestionar sino que se quedan atrás, retroceden, hacia un concepto de república cuyo único respeto y  principio ordenador es el derecho de propiedad, participando así del concepto que la ministro de Ronald Reagan, Jeanne Kirkpatrick, reservó para la Argentina, quien al distinguir entre gobiernos totalitarios y autoritarios, consideró que la dictadura que gobernaba nuestro país por aquélla época era un gobierno sólo autoritario y tolerable porque respetaba el derecho de propiedad. Es decir, perdida para las minorías opulentas, privilegiadas y prebendarias, desde 1983 hasta ahora, la posibilidad de interrumpir el mandato de gobiernos elegidos por el voto popular mediante golpes militares, brazo seglar y armado de esta clase oligárquica, utilizando los enormes recursos que un derecho de propiedad sobre emisoras de radio y televisión y medios gráficos proporciona a esa clase, dándole una posición dominante en el mercado de medios y también en otros mercados que les permiten lobbies y boycots permanentes, se apela al recurso de desprestigiar, mentir, sesgar la información, producir corridas cambiarias e inocular odio en la subjetividad de quienes son destinatarios de esta andanada comunicacional y cursos de acción tóxicos para obtener los mismos objetivos, derrocar al gobierno popular y participativo, cortar la inclusión social, la equidad en la distribución del ingreso y disminuir una demanda global que los obligaría a actuar en el campo económico no únicamente teniendo como meta el beneficio sectorial sino la igualdad y la ética que lleva al bien común y al estado de bienestar.-
El derecho de propiedad como ordenador de los demás derechos, como superior a todos los demás, incluidos la libertad y la igualdad, en esta lógica perversa, en este camino hacia la plutocracia más descarnada, reino de la exclusión, intemperie de anomías, éticas y jurídicas, en la que todo se despersonaliza para quien queda fuera y es condenado a la miseria, basado en una concepción de egoísmo e individualismo máximos, adquiere así una preponderancia que lleva a considerar las explicaciones que Jean Paul Sartre da en “El ser y la nada” acerca de la historia de occidente cuando señala la prevalencia de las cosas, de los objetos, sobre los seres humanos, concretamente con relación a la ruta del oro, su extracción de las minas americanas, su transporte a Europa y la entronización de su posesión y toda la significación que arroja sobre quienes, hombres y mujeres, esclavos y esclavistas, debían actuar alrededor de ese metal precioso. Ese estar al servicio de las cosas, del mundo material. Característica deplorable del espíritu humano que en lo cotidiano nos pasa tan inadvertida y a la que Julio Cortázar en “Historia de cronopios y de famas” pudo referirse destacando lo naturalizado de esa domesticidad y mansedumbre con la que aceptamos un regalo creyendo que es un regalo, cuando hace notar que, al contrario de lo usualmente interpretado, cuando nos regalan un reloj en realidad somos nosotros los regalados al reloj porque en adelante lo cuidaremos, temeremos perderlo, lo compararemos con otros relojes, etcétera.-

Es decir, este costumbrismo de aceptar la prevalencia de lo material y una como indiscutible propensión al acrecentamiento inmoderado de las posesiones materiales como legitimación de toda riqueza y de todo rico, nos pone cada vez más a mayor distancia de ponderar los valores humanos cifrados en la solidaridad, el respeto al otro y a sus derechos a acceder a oportunidades tendientes a lograr la inclusión y la movilidad social y una participación equitativa en el ingreso.- Libertad, igualdad y participación popular dan sentido y contenido a toda democracia e intentan como valores convertirnos en seres más humanos y sobre todo realizarnos como protagonistas de la historia y la cultura, aún desde el punto de vista de nuestra materialidad psicofísica para valernos de los bienes y no para inclinarnos ante sus majestades que nos empobrecen y despotencian cuando los convertimos en la meta más alta de nuestras vidas.

Amilcar Luis Blanco ("La libertad guiando al pueblo" oleo sobre tela de Eugene Delacroix)


martes, 24 de febrero de 2015

EL GORILISMO O ANTIPERONISMO; UN FUNDAMENTALISMO ARGENTINO.-








                                   Mucho tiene que ver esta fobia, esta anatematización en contra del peronismo, históricamente sostenida por nuestra burguesía nacional, por nuestra oligarquía vernácula, que Jorge Abelardo Ramos caracterizara como "terrateniente, parasitaria y rentística" y Domingo Faustino Sarmiento como "civilización", con nuestra postergación como sociedad y como pueblo. Hoy habría que agregar a los monopolios hegemónicos multimediáticos que defienden a las corporaciones nacionales y multinacionales del poder y del dinero, que son sus avisadores y dadores de publicidad, como formando parte de estas clases privilegiadas y prebendarias que disfrutan del mas alto porcentaje del ingreso nacional.- En suma, el gorilaje.
                                         Se las llamó "gorilas" cuando quebró el peronismo, mas o menos a partir de 1955 en adelante. Y estos gorilas tuvieron descendencia no solamente genética sino también clasista. Los prejuicios de rechazo al negro, al descamisado, al grasita, al trabajador procedente del interior que se agremiaba o sindicalizaba a la luz y el impulso de los primeros decretos que sancionara y promulgara el nuevo Secretario de Trabajo y Previsión del Gobierno de Edelmiro J. Farrell, Coronél Juan Domingo Perón, se trasladaron a la clase media argentina: al empleado de banco o de comercio categorizado, a los profesionales médicos, abogados, ingenieros, a las maestras y los profesores, a los pequeños y medianos comerciantes y sus familias y terminaron por configurar una idiosincracia impermeable, sorda y ciega, en la gran mayoría de ellos, al reconocimiento palpable y consciente de los beneficios y ventajas de las conquistas sociales que reinvindicaron y satisficieron las profundas y elementales necesidades de la inmensa masa de trabajadores, parias y marginados, que como los indios en montoneras y los gauchos y antes los esclavos negros, zambos, mulatos y mestizos, venían sufriendo su exclusión; estos últimos explotados por las mitas, los yanaconazgos y las encomiendas desde el origen mismo de la conquista y el coloniaje, o sea desde finales del siglo XV y el siglo XVI en adelante.
                                           Ese reconocimiento que debió haber avispado o avivado a nuestra clase media haciéndole ver que "mejor que decir es hacer y mejor que prometer es realizar", frase recurrente en los discursos de Perón ,que el líder había sacado de sus lecturas de las "Vidas paralelas" de Plutarco y que en los estamentos más altos de nuestra burguesía, quienes por los años 20 y 30 del siglo pasado formaban parte de los cenáculos de Victoria Ocampo, tuvo muchísimo que ver en significación y sentido con otra que se le escuchó a José Ortega y Gasett, el filósofo español que visitó nuestro país invitado por la directora de "Sur", cuando dijo "Argentinos, a las cosas".-
                                             Porque nuestra burguesía acomodada, su intelectualidad, viajaba asiduamente a París hasta con vaca y todo para tirar manteca al techo.- Nuestra política extranjerizante y entreguista - la del Pacto Roca - Runciman de 1933 - se ufanaba a través de su dirigencia, surgida del mal llamado "fraude patriótico" en la bien denominada "década infame", de ser una estrella más del Reino Unido de Gran Bretaña e Irlanda del Norte, del British Conmonwealth of Nations, es decir, junto a Canadá y Australia, los titulares de entonces de nuestro Gobierno estaban orgullosos de considerarse europeos y particularmente británicos.
                                         La expresión "gorila", "gorilaje", como sinónimo de antiperonista surge como algo frívolo, de un divertimento, un programa radial porteño de humor de aquélla época, año 1955, llamado "La revista dislocada" para referirse a quienes mantenían reuniones secretas y conspiraban contra el gobierno de Perón.- Lo inventan los que quieren reírse de la gravedad y el peligro de un momento histórico del que no quieren participar tomando partido, responsabilizándose. Tiene mucho que ver con los advenedizos.- El ser advenedizo es un rasgo típico del argentino medio, se emparenta con su desarraigo, su amor por lo europeo y lo estadounidense; un cholulismo al uso y un "después de mi el diluvio" o el famoso "no te metás".
                                                    Se trata así, en el caso del gorilismo o antiperonismo, de un fundamentalismo edificado sobre la arena movediza de una subjetividad veleidosa, inmadura y constantemente reacia al compromiso que a lo que no renuncia nunca es a su labilidad. El espíritu contreras de una clase media huidiza, miedosa, pusilánime, que vive mirando, además, hacia los estamentos más altos del dinero y el poder para mimetizarse con sus representantes, para sentirse distinta y distinguida, para dejar de ser lo que es y ser otra cosa. El mozo que es mal mozo porque eso no es lo de él, o el chofer, o el dependiente, que reniegan asimismo de cumplir cabalmente sus quehaceres porque están mirando más allá de ellos.
                                                   Lamentablemente ese intento de mirar más allá es en realidad una simulación para no ir más allá, para quedarse donde están y no trasponer jamás sus limitaciones. Se sienten más cómodos si nada se mueve, si nada se transforma. Quienes gozan de una vida fácil, o por lo menos de abundancia, tienen razón para ser conservadores porque tienen qué perder y por eso se oponen a las transformaciones o cambios sociales que los obligan a resignar algo de lo que tienen. Los que, en cambio, sin padecer necesidades extremas deben hacer equilibrios para sobrevivir - la clase media -, son esclavos de ese fundamentalismo antiperonista, antipopulista, cuyos cimientos, como arenas movedizas, son los prejuicios insuflados por la clase alta, su ser advenedizos, volubles, pusilánimes e irresolutos.-

Amilcar Luis Blanco

lunes, 23 de febrero de 2015

¿Será Borges el culpable? (Este es otro artículo debido a la pluma de Mario Goloboff que refiere el caso Nisman a las ficciones borgeanas: Me pareció interesante y significativo porque a veces la ficción se cierne sobre la realidad y al publicarse devela un poco de su misterio y otras veces la realidad eclipsa a la ficción como ya dijera Oscar Wilde)

¿Será Borges el culpable?

 Por Mario Goloboff *

Poco importa si el autor de la obra (o el director de la puesta) se llama Alberto Nisman, un dirigente iraní, la CIA o los Comandos Vengadores de Oriente; lo que incumbe es el libro: estamos frente a una mimética duplicación de la vida (social, política, histórica) y, simultáneamente, ante su teatralización. Vivimos la realidad, y vivimos, casi sin saberlo o sin querer saberlo o simulando no querer saberlo, su representación. Es una pieza en la que no se ven las fisuras ni el consabido y previsible espejo, en una exposición del presente que parece casi única, sin pliegues, sin margen, pero que es, profundamente, dupla. Por una singular virtud argentina, solemos transitar la historia y, al mismo tiempo, fingiendo ignorarlo, su escenificación.
Dos amigos, muy queridos ambos, ubicados uno a cada lado de la barra, como corresponde hoy a la convivialidad telúrica, conocedores de Jorge Luis Borges (excepcionales conocedores de Borges, quien ha sido, de lejos, el escritor argentino más citado, expresa o tácitamente, en las actuales circunstancias), recorren mentalmente la obra de nuestro autor, pero no coinciden en atribuir el antecedente de la muerte ominosa del fiscal a un texto preciso. Aciertan en adjudicar la trama de ella, hasta hoy jurídicamente dudosa, a “casi toda su obra” (Horacio González) o vacilan entre “El muerto” y algún diferente relato (Luis Gregorich), pero no llegan a ver, me parece, lo que me permito considerar el antecedente mayor, fruto de la más esencial esencia borgeana: el doble, el otro. Quizá porque, respetuosamente, discrepo sobre el sentido que habría que otorgar a este crimen, a los anteriores comportamientos y actividades de la víctima, a la función del resto de los personajes.
“La acción transcurre en un país oprimido y tenaz: Polonia, Irlanda, la república de Venecia, algún estado sudamericano o balcánico... Ha transcurrido, mejor dicho, pues aunque el narrador es contemporáneo, la historia referida por él ocurrió al promediar o al empezar el siglo XIX. Digamos (para comodidad narrativa) Irlanda; digamos 1824. /.../ Kilpatrick fue ultimado en un teatro, pero de teatro hizo también la entera ciudad, y los actores fueron legión, y el drama coronado por su muerte abarcó muchos días y muchas noches.”
La trama, explicitada por el propio Borges, es, sin embargo, simple: rebeldes irlandeses, o de cualquier otro lugar, descubren que uno de sus máximos dirigentes se ha pasado al enemigo. Una vez desenmascarado, resuelven, con su consentimiento y hasta con su firma, ajusticiarlo. Pero no como traidor, porque ello desprestigiaría a todo el movimiento, sino como víctima del enemigo. Eligen la hora y el día, y arman el escenario, en un teatro. Allí, a la vista de todo el mundo, el traidor es objeto de un atentado que le lleva la vida. Muere, ante todos, como un héroe de la insurrección, en manos de una bala enemiga que, nadie duda, proviene del odiado inglés. Sólo sus compañeros conocen la verdad, pero, como ésta no les conviene, la callan para siempre: “Tema del traidor y del héroe” (publicado en Sur, nº 112, de 1944, y luego en Ficciones, 1944).
Ahora, la Presidenta agrega y menciona, con su impecable visión política, otro antecedente y por primera vez, “el hilo de Ariadna”, para abrir y cerrar su discurso, y salir de este laberinto, hilo que figura, cierto, en el cuento “La casa de Asterión”, aparecido en Los Anales de Buenos Aires, nº 15-16, mayo-junio de 1947, y luego en El Aleph, el libro que Jorge Luis Borges publicaba en 1949. “También eso, tal vez, estaba previsto.”
* Escritor, docente universitario.

Rienda corta para los espías argentinos (Reproduzco otro artículo del jueves 29 de enero de 2015 de un gran periodista y escritor argentino Horacio Verbitsky, que también revela verdades sobre el caso Nisman y que permitirá a lectores de otras latitudes entender algo mejor las circunstancias que lo rodearon y lo rodean)

Rienda corta para los espías argentinos

En su edición de ayer, el diario estadounidense The New York Times publicó una nota sobre el caso Nisman escrita por Horacio Verbitsky. Aquí se reproduce el texto completo.
 Por Horacio Verbitsky

El 14 de enero el fiscal Alberto Nisman acusó a la presidente Cristina Fernández de Kirchner y a su ministro de Relaciones Exteriores Héctor Timerman de encubrir la denunciada participación de Irán en un ataque terrorista de 1994.
Nisman fue hallado muerto cuatro días después, horas antes de su programada presentación para exponer sobre sus hallazgos ante el Congreso. Los títulos de los diarios en todo el mundo sugirieron que el gobierno tenía alguna responsabilidad en una de esas tragedias, o en ambas. Yo no lo creo.
Antes de que lo encontraran con una bala en la cabeza, Nisman había investigado durante casi una década el peor ataque terrorista en la historia argentina, la voladura del centro comunitario judío de Buenos Aires, que mató a 85 personas en julio de 1994. Su muerte conmovió al país y distrajo la atención de su escrito acusatorio de 290 fojas. La oposición veía la audiencia en el Congreso como un arma contra el gobierno mientras el partido gobernante se preparaba para señalar los puntos más débiles del escrito.
Los medios están filtrando fragmentos de 5.000 horas de grabaciones telefónicas de Inteligencia, en las cuales no se escucha a la presidente ni a su canciller. Además sobran los rumores acerca de si Nisman fue asesinado o se suicidó. La señora Kirchner osciló entre suponer que fue un suicido y sugerir que no lo fue. En un año electoral, aunque ella no puede postularse para un nuevo mandato, estas vacilaciones no favorecen a su partido.
Especulaciones a un lado, es importante cuestionar la exactitud de los cargos contenidos en la denuncia, que señala en dirección a Irán. El documento, que fue publicado on line, es autocontradictorio.
Primero, acusa a Timerman (quien es judío y fue víctima de la dictadura antisemita que secuestró y torturó a su padre) de buscar la anulación de las Alertas Rojas u órdenes de captura de INTERPOL contra los iraníes acusados. Luego cita una grabación en la que un presunto agente iraní denuncia a Timerman con un insulto antisemita, por no anular las alertas rojas.
Nisman fue criticado por el mismo hombre a quien elogiaba, el ex secretario general de INTERPOL, Ronald K. Noble. La acusación repite 96 veces que Kirchner y Timerman trataron de conseguir que INTERPOL levantara las alertas rojas contra los acusados iraníes. Pero Noble, que era el responsable de las alertas rojas, lo negó y dijo que los gobernantes argentinos fueron consistentes en el sentido contrario.
En una entrevista publicada el 18 de enero, Noble declaró que “lo que Nisman dice es falso”. El mismo día Nisman fue hallado muerto.
Es extraño que un fiscal con la experiencia de Nisman haya preparado un documento tan débil para formular tan serios cargos contra la presidente y el canciller. De las 290 fojas del documento, sólo dos dicen qué delitos se habrían cometido, sin mención alguna ni a doctrina ni a jurisprudencia. Por esto mucha gente cree que el documento no fue escrito por un abogado y que Nisman fue engañado y usado.
Es más posible encontrar la clave de esta historia en el gobierno del ex presidente Carlos Menem que en el actual. Menem es de origen sirio y antes de las elecciones presidenciales de 1989 se reunió en Damasco con el presidente Hafez al Assad, que le brindó apoyo financiero. La participación argentina en la Operación Tormenta en el Desierto contra el aliado de Siria, Irak, en 1991, arruinó ese romance. En 1992 fue demolida la embajada de Israel en la Argentina y en 1994 voló la mutual judía.
Documentos secretos desclasificados en 2003 revelaron que el primer ministro israelí Yitzhak Rabin mandó a la Argentina un enviado personal apenas horas después del ataque de 1994 con el propósito de concertar una versión común de los hechos para comunicar a la prensa. En ese momento, Rabin enfrentaba la presión política de los opositores a las conversaciones de paz con los palestinos en Oslo, que por primera vez contaban con la aprobación siria.
Después de reunirse con Menem, el enviado de Rabin acusó por el ataque a Irán. La misma semana, un vocero del Departamento de Estado de Washington fue más allá y excluyó a Siria de la lista de sospechosos.
A Menem también le pareció políticamente conveniente apartar la mirada de Siria e hizo todo lo posible para impedir que se investigara la pista siria, debido a su relación previa con el gobierno de Assad y sus promesas incumplidas de apoyo diplomático y cooperación en tecnología nuclear y misilística.
Hoy Menem está procesado junto con algunos miembros de su gabinete, con el juez y con dos de los fiscales, acusados de obstruir la justicia y encubrir evidencias sobre el atentado de 1994.
La organización que presido, el Centro de Estudios Legales y Sociales, representa a un grupo de víctimas del atentado. En 2005, el entonces presidente Néstor Kirchner reconoció la responsabilidad del Estado por no haber prevenido el atentado ni resolverlo después.
Se firmó un acuerdo en el que el Estado se comprometió a modificar la ley de inteligencia para impedir cualquier interferencia con la justicia. Llevó casi una década que la viuda de Kirchner, que ahora conduce el país, comenzara a cumplir ese compromiso.
En diciembre, la señora de Kirchner pareció actuar sobre la promesa de su difunto marido al descabezar la conducción superior de la Secretaría de Inteligencia en un retrasado intento de limpiar la casa.
La muerte de Nisman puede haber sido un gol en contra; muchos creen que el destituido jefe de operaciones de inteligencia, Antonio Stiuso, alimentó el escrito de Nisman y podría estar involucrado en su muerte.
De acuerdo con la denuncia, el Memorando de Entendimiento que la Argentina e Irán firmaron en enero de 2013 facilitó el encubrimiento, cuyo objetivo secreto era permitir la adquisición de petróleo iraní, algo altamente improbable debido a su alto contenido de azufre, seis veces mayor al que admiten las refinerías argentinas. Pero el propósito explícito del Memorando era permitir que el juez interrogara a los acusados iraníes y que se estableciera una Comisión Internacional de la Verdad, formada por prestigiosos juristas de otros países.
Firmar un memorandum con la ingenua ilusión de que algún día permitiera llevar a los acusados ante un tribunal, como ocurrió con los acusados libios por el avión derribado sobre Lockerbie en 1988, no constituye delito. El gobierno argentino ignora quiénes son los culpables pero quiere permitir que la justicia los descubra.
La muerte de Nisman y la incertidumbre que se prolonga sobre el atentado de 1994 pusieron en evidencia las fallas del sistema judicial argentino y su relación promiscua con los servicios de inteligencia.
Las prometidas reformas no pueden postergarse. La Argentina necesita más transparencia, más control sobre los servicios de Inteligencia y la interrupción de los lazos inapropiados entre espías, jueces y fiscales.
La señora de Kirchner anunció esta semana la disolución de la Secretaría de Inteligencia y la creación de una Agencia Federal de Inteligencia. Este es sólo el primer paso para conseguir justicia para las víctimas del atentado de 1994 y la familia de Nisman.

La marcha del 18 y el extravío de los vocablos (Reproducción del artículo aparecido hoy en "Página 12" del escritor y periodista argentino Mempo Giardinelli, el cual comparto en todo su texto)

La marcha del 18 y el extravío de los vocablos

 Por Mempo Giardinelli

La marcha del 18 fue numerosa. Se pueden discutir el oportunismo de unos cuantos fiscales deslucidos y el de sus mandantes. También el de políticos y dirigentes que debieron meter violín en bolsa y enhorabuena. Pero lo que más llamó la atención fue la impresionante marea de personas muy mayores –hubo poquísimos jóvenes– y el extravío de los vocablos pronunciados.
Todo por el desdichado Alberto Nisman, un fiscal poco brillante en vida, que tuvo en sus manos un asunto que no quiso, no supo o no pudo llevar adelante, paralizando la causa judicial más trascendente que tuvo este país. Que ya venía empiojada por el juez Juan José Galeano, expulsado del paraíso judicial después de diez años de arruinarla. Los siguientes diez años estuvieron en manos del pobre Nisman, que acabó suicidándose acaso por miedo, amenazas, vergüenza o desesperación, o bien lo asesinaron al estilo Jean Reno en la memorable El profesional, de Luc Besson, curiosamente filmada en el mismo aciago año 1994.
Dizque la marcha era “en homenaje” a este joven abogado judío al que todos los sobrevivientes y parientes de víctimas de los atentados a la Embajada de Israel y a la AMIA, casi sin excepción, repudiaron una y otra vez acusándolo de congelar las investigaciones. Pero no se hacen homenajes desde el odio y el resentimiento.
Las consignas eran todas representativas de odio artero, frío y calculado que han sabido inocular los verdaderos convocantes, o sea los multimedios antidemocráticos. Las repitieron sistemáticamente los miles de marchantes que, guste o disguste, conformaron un número impactante. Que motiva esta reflexión.
Porque lo que más se reclamó fue “justicia”, y uno se pregunta entonces a qué se referían. Porque la enorme mayoría de los marchantes comparte los frenos y el boicot a toda renovación y democratización de la Justicia en la Argentina. Se opusieron a las seis leyes sancionadas por el Congreso, mantienen estructuras y estilos del siglo XIX, boicotean la integración de la Corte Suprema de Justicia (que de siete miembros pasó a sólo cuatro, y dos de ellos cada vez más cuestionados: el casi centenario Fayt y el gelatinoso presidente Lorenzetti). Y así han logrado que la administración judicial argentina sea, hoy, ineficiente, lerda, clasista, acomodaticia, formalista y seguramente más corrupta que nunca antes. Bueno, lo que más se pedía en la marcha era “justicia”. ¿Cuál?
Otra consigna que repetían los manifestantes –la mayoría gente bien, gente de pro, como se decía antes a las personas tranquilas y cumplidoras, ahora furiosas y apenas contenidas– era “Basta de impunidad”. Curiosa, inexplicablemente se lo reclamaban al gobierno que ha impulsado consistentemente más de 1000 juicios por causas de lesa humanidad, quebrando así la impunidad de que gozaban miles de militares, policías, empresarios y sacerdotes. Y que llevó a la cárcel a Videla, Ma-ssera, Menéndez y centenares de genocidas y apropiadores del autodenominado “Proceso”. Bueno, lo otro que más se reclamaba en la marcha era acabar con la “impunidad”. ¿Cuál?
Casi todos acusan al gobierno nacional –como hoy es moda– de ser “una dictadura”, y reclamaban por la “libertad de expresión”. Curiosísimo era ver tal protesta antidictatorial en una manifestación multitudinaria en la que no había peligro alguno de represión, y con todos marchando en ejercicio de una libertad de expresión absoluta, como jamás antes disfrutó generación alguna en este país. Y otro epíteto a la moda también acusatorio era “régimen”. ¿Cuál dictadura, cuál régimen, cuál libertad de expresión?
Y, por supuesto, la “corrupción” como cereza en la crema. Se resisten a los cambios en la SIDE, ese paraíso del espionaje, el secreto y la mentira, formas corruptas por esencia. En las redes sociales y en los viles comentarios de los odiadores de pasquines, y en Féisbuc y en el viscoso Tuíter, utilizaron, antes y después de la marcha, el vocablo “corrupción” hasta el hartazgo. Como si fueran, tan luego ellos, Cruzados de la Transparencia Republicana. Habría que ver cuántos marchantes, cuántos jueces y fiscales, cuántos presidenciables y cuántos dirigentes políticos y sindicales del 18 tienen los calzones y las cuentas limpias, ya no hablemos de sus conciencias, que muchos capaz que ni la tienen. Así es la lógica del corrupto, como nos enseñaban de niños: para el corrupto y el ladrón, todos son de su condición.
Pero ahora hacen de ese vocablo, bandera. Con la que llenan de sospechas a la ciudadanía decente, y sobre todo a los que no somos kirchneristas tiempo completo ni mucho menos soldados K. Vuelan acusaciones de acomodos y supuestas dádivas, de prebendas y salarios ocultos del poder. Nos tocan diariamente esas infamias y tenemos que andar esclareciendo las cosas incluso ante amigos y colegas que hoy pisan otras veredas. Y ante quienes debemos humillarnos para aclararles que ningún centavo de nuestras casas se originó jamás en otra fuente que el trabajo. Y además tienen las entendederas cortas. No pueden comprender que lo que uno dice y escribe es lo que uno piensa.
Hace dos semanas escribí que el Sr. Stiusso iba a mentir, incluso por profesionalismo. Miren sus declaraciones ante la fiscal Fein: cuatro páginas para no decir nada de 42 años de servicio y 20 de ellos ensuciando la causa AMIA e incluso al pobre Nisman. Insustancial y evasivo, típico nosabe-nocontesta, también en la fiscalía habló en secreto y se fue del país de inmediato. De esa corrupción, en la marcha no se escuchó ni un suspiro.
Lo más descorazonador es que esas buenas almas no se dan cuenta de sus nobles preocupaciones confundidas, y así se preparan para votar en octubre a Massa, Macri, Binner, Sanz o Cobos, a quienes no se les cae una palabra de lo que van a hacer si llegan –Dios no lo quiera– a ser presidentes de esta nación.
No hablan de sus planes económicos. No dicen que van a recortar empleos y bajar salarios y jubilaciones como hicieron Patricia Bullrich y Ricardo López Murphy cuando rebajaron el 13 por ciento. No dicen que van a volver a privatizar y tercerizar y malvender el patrimonio nacional dejando en la calle a millones de argentinos. Y no se avergüenzan cuando dicen, como Macri, que hay que pagar todo y ya a los fondos buitre.
Y es que decir las palabras significantes sería para ellos sincericidio político. Por eso siguen mintiendo. Corrompiendo las palabras. Mientras organizan, de la mano de sus marionetistas, otras marchas dizque republicanas. Las que todavía veremos.

martes, 17 de febrero de 2015

LA FICCIÓN CERNIÉNDOSE SOBRE LA REALIDAD

Acaso la Argentina sea un país ficticio. Un país construido con pedazos y retazos de otras naciones, de otras culturas, siempre ajenas, siempre cambiantes y distintas pero concurriendo puntuales a abrirse en puertas falsas en las coyunturas más difíciles para indicar o sugerir caminos y salidas siempre equívocos, siempre frustrantes, signados por la inautenticidad y el desprecio de lo propio. Desde haber acusado numerosas veces a Néstor y Cristina Kirchner de un fascismo, nazismo, stalinismo o cualquier otro totalitarismo proveniente de otras situaciones geográficas, otras historias, hasta solidarizarse ciegamente con la revista parisina Charlie Hebdo y sus periodistas víctimas de un deplorable atentado, hasta recibir - estuvo en boca de Mauricio Macri - con benevolente mansedumbre y admirada expectativa los consejos de las embajadas norteaméricanas e israelíes para proceder según sus "sabias" indicaciones.
La delirante presentación del fiscal Nisman acusando de encubrimiento del atentado a la AMIA a la presidente y su canciller, seguido de su insólita muerte, son una buena prueba de ese sentido de siniestra ficción que informa el curso de los últimos acontecimientos. 
Juristas de talla y prestigio nacional e internacional como León Arslanian, Eugenio Raúl Zaffaroni y Julio Maier, especialistas en Derecho Penal y Derecho Procesal Penal, han opinado sobre la presentación declarando que, aunque la hipótesis a investigar propuesta por Nisman fuese cierta, no constituiría delito alguno, ya que si el memorándum de entendimiento entre Argentina e Irán hubiese sido aceptado en una carta reversal por este último país, entrando así en vigencia,y indagatorias a los sospechosos del atentado hubiesen tenido el efecto de que la comisión de verdad creada por el entendimiento recomendase al juez declarar la falta de mérito o el sobreseimiento de los inculpados,con el levantamiento consiguiente de las alertas rojas y el magistrado las hubiese dispuesto, tal curso de los acontecimientos no hubiese configurado conducta punible alguna.
De modo tal que el"entramado ficcional" que constituye la mal llamada "denuncia", según la acertada definición de la doctora Abonna que como representante de la Procuración del Tesoro defiende a la titular del Poder Ejecutivo y su Canciller frente a la nueva presentación del fiscal Pollicita por ante el juzgado federal de Daniel Rafecas, adquiere así todo su pleno y cabal sentido de operación política destituyente y golpista.
Los partidos políticos y los políticos de la oposición, las corporaciones económicas y multimediáticas monopólicas, los servicios de inteligencia de Estados Unidos e Israel que trabajan para sus proyectos imperialistas y dominantes, siempre para sus intereses privilegiados y que cuentan y han contado a lo largo de toda nuestra historia con el cipayaje nacional, siempre dispuesto a servirlos, aunque se lleven a paladas las riquezas a los paraísos fiscales, las que se deben al sudor y el trabajo de millones de argentinos, los anónimos y siempre perjudicados integrantes de la masa, construyen estas ficciones en las que se llevan por delante el Estado de Derecho, la Democracia representativa, la República y la voluntad mayoritaria del Pueblo todo eso les importa tres carajos hablando bien y pronto.
Llegará un momento que la siniestra ficción absorba del todo a la realidad y nos encontremos idiotizados, imbecilizados, colonizados y pensando como los creadores de ficciones quieren que obremos y pensemos, como en la novela "1984 de George Orwell, hablaremos el neo-habla y viviremos un presente ciego, sin pasado ni porvenir.

Amílcar Luis Blanco