miércoles, 14 de noviembre de 2012

EL PRIMITIVISMO DE LOS MEDIOS.- (Reflexiones acerca del 8N)











                                                 Karl Gustav Jung, en el prólogo al “Ulises” de Joyce, escribió: “Desde la alta atalaya de la historia todavía estamos en la edad media”. El grupo monopólico de medios de comunicación gráfica y audiovisual “Clarín” está  en un estadio anterior y no cesa en su tarea de hacer retroceder e intentar hacernos retroceder a todos a ese estadio. Es el de las familias romanas de los siglos anteriores a nuestra era, cuyos símiles actuales son los de las mafias, que imponían sus criterios de conducción a las demás familias que conformaban su gens y lo hacían extensivo al resto de las gens que estructuraban la tribu y en definitiva a las tribus que constituían la ciudad. Por último la Roma imperial diseminaba su dominación en toda la cuenca del mediterraneo a partir del criterio de un puñado de “pater familiae” que se reunían en el antiguo Senado. Este particular sistema de dominación y dirigencia, que globalizaba el mundo conocido hace más de dos mil años y que llega hasta nosotros en esa forma de memoria colectiva que es la ciencia histórica se repite hoy, con ligeras variantes debidas al desarrollo de la ciencia y la técnica, desde el seno de las corporaciones monopólicas que rigen diferentes rubros de las economías nacionales pero que tienen puesta su conciencia de información, saber y difusión de ese saber, el cual es poder según la caracterización de Michel Foucault, precisamente desde los monopolios mediáticos e informáticos que colonizan las subjetividades de las masas humanas, destinatarias predominantemente pasivas de sus mensajes, hasta el último rincón de la porción de planeta que llamamos occidente.-
                                                   Ellos imponen a las mentes, individual y colectivamente, los contenidos de todo tipo que las motivan y movilizan; es decir las estructuras de libertad existencial que ellas desean y producen, con el acompañamiento incluso de esa ilusión de libertad que suele hacerlas verosímiles para quienes las actúan sin advertir éstos últimos que están siendo manipulados y utilizados. El mundo que imaginara Orwell en “1984” y Franz Kafka en “El Castillo” ha llegado y proyecta su siniestra, sombría e inescapable fantasmagoría, aún de modo ilusorio y deletereo, sobre cada uno de nosotros. Siguiendo a Sartre podría decirse que nuestras conciencias en continua interacción con los valores, obstáculos, objetos, sujetos, a los que trascendemos constantemente en ejercicio de una libertad a la que estamos condenados, deben ocuparse de actualizar motivaciones y móviles, es decir, horizontes o fronteras, que nos son puestos por delante por esos medios monopólicos, los cuales operan unilateralmente y, por supuesto, siempre, a favor de sí mismos, es decir, de sus intereses corporativos y sectoriales y que gestan, además, la ilusión de que somos nosotros quienes elegimos qué leer, qué vestir, qué comer, qué destinos vacacionales frecuentar, a quién votar para que nos gobierne, etcétera, cuando en realidad estamos atrapados en un alrededor o circuito omnipresente que nos circunda como una atmósfera insuperable en la que siempre “ellos” son los elegidos a través de lo que eligen para nosotros. Hablamos un lenguaje de “neohabla” en cuyos textos y discursos  los hechos realmente sucedidos, las catástrofes y holocaustos padecidos, las dolorosas verdades, tienden a ser borradas de las memorias individuales y de los imaginarios colectivos y reemplazadas por las mentiras, subvaloraciones, desvalorizaciones, sesgos, tergiversaciones y construcciones que realizan los medios; una verdad elaborada, cargada de mala fe, que nos envuelve con más levedad y sutileza que una telaraña. Esto nos convierte, de algún modo, cuantitativa y cualitativamente considerados, en seres unidimensionales al estilo de los que definiera Herbert Marcuse. Las medidas y dimensiones de nuestros sueños y deseos marchan en el sentido en que estos medios formateadores de nuestras interioridades e integridades psíquicas quieren que marchen, en la dirección y el sentido que ellos postulan,  propalan y, en definitiva, imponen.-
                                                    Las manifestaciones masivas, mas o menos numerosas, convocadas a través de las redes sociales de internet y de medios gráficos y audiovisuales, ocurridas en diferentes ciudades del país el 8 de noviembre pasado, constituyen una buena prueba, una viva muestra de lo que digo. Gentes que repetían y repiten como loros consignas, denostaciones, juicios de valor, clishes de pensamientos, emitidos por esos medios cuando una periodista, Cinthia García, los interrogaba acerca de las razones o motivaciones que habían tenido para acudir a las convocatorias y que, además, sacaban a relucir como móviles para su accionar, odios, resentimientos, rencores, fastidios, inoculados en sus conciencias por esos medios masivos pero que, en la enorme mayoría de los casos, les son completamente ajenos.
                                                     Hubo, por ejemplo, entre quienes fueron indagados, una mujer, ama de casa, cuya preparación y sus medios económicos la revelaban como una persona cuya vida no se desenvolvía más allá de su casa,  sus compras y tareas domésticas, que se deshacía en insultos contra el secretario de comercio interior y exterior, Guillermo Moreno, a quien no había conocido ni tratado en su vida, ni era o  es presumible que trate jamás¿Cómo podía hablar así de él; alguna vez ella, acaso, se había cruzado con el funcionario porque tuviese que importar o exportar algún producto? No, sus opiniones no sólo eran las de alguien que lo ignoraba todo respecto del señor Moreno, sino también las de alguien que ni siquiera estaba medianamente calificada para hablar acerca de la gestión del secretario, ya que sus quehaceres cotidianos la alejaban y alejan casi antitéticamente de esa posibilidad, pero no de la de leer de ojito algún suelto de Clarín o escuchar algunas de las tantas emisoras de radio y/o televisión que demuelen insistentemente la imagen del funcionario.-
                                                     Y esto se repetía con cada entrevistado ¿Cómo puede, entonces, no exigirse terminar con este tipo de dominaciones,  poner en vigencia de una buena vez por todas, la ley de servicios de comunicación audiovisual, para, por lo menos en este rubro, quebrar la hegemonía del monopolio y asegurarnos la concurrencia plural de las opiniones sectoriales que, no ocultándonos desde qué intereses hablan, nos permitan pensar y formar un criterio propio a partir del conjunto de verdades relativas que todos encarnamos para poder vivir en auténtica libertad?
                                                     Para citar a otro filósofo enorme del siglo XX, Martín Heidegger, debemos decir con él: “ … en verdad sucede que todavía no pensamos …”
                                                      Las motivaciones para las manifestaciones, según los sondeos hechos a los concurrentes, fueron: la oposición a la re-reelección de Cristina Fernández de Kirchner y a una posible reforma constitucional para lograrlo; la inseguridad; la corrupción; la inflación y el retraso en el tipo de cambio; también lo que denominan como cepo al dólar. Todos estos temas han sido agitados por los medios. Quienes son espectadores, oyentes y lectores de estos medios y repiten como letanías los catecismos aprendidos, los plantean como tópicos genéricos y con formulaciones tan anodinas e insípidas que sería imposible, por su oquedad puramente retórica, que no llegasen a formar parte de cualquier plataforma política tanto de centro derecha como de centro izquierda sin otorgarle singularidad a ninguna. En estas manifestaciones, salvo algunos trasnochados y fanáticos opositores, cuyos sentidos críticos han sido anulados o directamente quemados por los medios, los reclamos por falta de libertad de expresión o reunión, antes tan frivolamente esgrimidos, han cedido o han sido prolijamente ocultados por los medios masivos para que no se desnude lo fatuo,  insincero e insustancial de sus discursos o para no caer en el absurdo, la ridiculez o el disparate, en los que ya han incurrido innumerables veces dando pie a justificadas descalificaciones desde el oficialismo.
                                                    También se han silenciado e invisibilizado las agresiones físicas y los insultos a periodistas de medios oficialistas y, aún, pertenecientes al conglomerado del grupo Clarín.-
                                                          Lo que mejor y con mas esmero han encubierto o disfrazado ha sido, por parte de los grupos de clase alta, clase media alta, y directivos de las corporaciones mediáticas, que han estado detrás organizando las paradas, que nada han tenido de espontaneidad, ha sido su oposición al cumplimiento de la obligación de desprenderse de emisoras radiales y televisivas por parte del grupo Clarín. Saben que, en este terreno, el liso y llano incumplimiento de la ley resulta dificilmente defendible, aún para quienes han sido en estas manifestaciones orquestadas por ellos sus utilizados acompañantes.- De todos modos, por el nuevo “modus operandi” gestado este 8 de noviembre pasado, que ha superado en número y resonancia al del 13 de septiembre último, trasuntan su inveterada picardía, sus trucos de prestidigitadores y sus procedimientos de sutileza maquiavélica para no perder la parte del león que vienen usufructuando con su posición dominante en el mercado de los medios y en la subjetividad de las masas.
                                                        Y toda esta parafernalia eufemística tiene un propósito estratégico: presentarse como moderados  demócratas de centro izquierda para tratar de que el gobierno quede como derechoso y fascista. Por muchos trasvestimos y enmascaramientos y silencios e invisibilizaciones, trampas, tergiversaciones y mentiras que utilicen, su monstruosidad y primitivismo es ya inocultable y deberán correr a esconderse cuando la verdadera Democracia vuelva a conquistar la pluralidad de las multitudinarias voces que la componen y le dan vida y ellos queden en la historia como un cascarón vacío.-


Amílcar Luis Blanco

2 comentarios:

  1. Maravilloso como escribes.No conozco tu pais Lo voy conociendo a traves tuyo

    ResponderEliminar
  2. Gracias, hija. Me encanta que pueda darte un punto de vista acerca de mi país, ojalá te sea útil.

    ResponderEliminar