miércoles, 22 de enero de 2014

IDEAS PARA LUCHAR CONTRA LOS MONOPOLIOS Y LA INFLACIÓN QUE PRODUCEN.-





He leído con muchísimo placer y compartiéndolos en su integridad de concepción y propuestas los artículos publicados en el diario "Tiempo Argentino", en el suplemento económico "ECO", el último  del pasado 19 de enero, de Federico Bernal, titulado "Del laberinto por arriba ... Es posible una YPF como nueva empresa nacional de granos"
En ambos textos se analiza la contextualidad gestada en los mercados interno y externo por las corporaciones que ocupan posiciones dominantes y asfixian por la presión que ejercen con los manejos sobre el dolar y los precios a una población consumidora cautiva a la que convierten en un rehén permanente. Por lo demás me remito a la lectura del artículo y otro anterior en los que se propone utilizar las bocas de expendio de combustibles, estaciones de servicio de YPF, para habilitar en ellas supermercados que expendan productos de almacén, carnes y verduras y frutas, transportadas a dichos centros aprovechándose la infraestructura de distribución de dicha empresa. A ello agrega que, siendo también el Estado, a través del ente petrolero, propietario de Profertil, que produce y distribuye fertilizantes y agroquímicos y cuenta con centros de almacenaje y redes de distribución, se aproveche también esta infraestructura para transportar y distribuir las cosechas de granos y adquirírselas a las cooperativas "afines al modelo vigente" y "ávidas de luchar, con el Estado como socio estratégico", facilitándose así a los productores la colocación de su producción a precios sostén.
Considero que estas propuestas son altamente plausibles, felices y deberían llevarse a la práctica. De este modo el sector público competiría con el sector privado en rubros claves de la economía y podría dar una lucha efectiva contra la inflación, que no se debe a factores estructurales, sino que está producida exclusivamente por estos formadores de precios en las cadenas de valor y que presionan constantemente sobre los mercados. Sobre todo sobre el de la divisa norteamericana cuando dejan de liquidar sus cosechas o cuando hacen triangulaciones con las cargas exportables para eludir el pago de las retenciones. También cuando cartelizados en los rubros de la comercialización en el mercado interno ahogan a los proveedores con sus liberales, tardías y autoritarias formas de pago y suben los precios de sus productos en góndolas hasta el 200 por ciento en innumerables rubros o almacenan y dejan de vender y especulan con la escasez de los productos, asfixiando también en este extremo a los consumidores.
A las iniciativas propuestas por Bernal habría que sumar una ley que castigue certera y severamente a los especuladores, que aumente en la cantidad suficiente y necesaria a cuerpos de inspectores en el seno de la Secretaría de Comercio Interior que controlen el funcionamiento del acuerdo de precios cuidados y sancionen las desviaciones e incumplimientos con inmediatas clausuras,  decomisos y multas, facultándose a tales funcionarios para actuar y proceder sujetos a una decisión judicial posterior, para que los efectos de este control, en lo posible, no puedan ser eludidos con facilidad.
Solamente construyendo y gestionando como lo vienen demostrando los gobiernos desde el 2003 hasta la fecha y desde la política se pueden y deben profundizar los logros alcanzados.

martes, 14 de enero de 2014

NUEVOS INSTRUMENTOS PARA NUEVAS POLÍTICAS




El único medio  legítimo y lícito dentro de una democracia para luchar contra las posiciones dominantes de los monopolios y oligopolios en el mercado de bienes y servicios, conformados por las corporaciones, es competir con ellas en dicho mercado desde políticas de estado que tiendan a corregir la concentración económica porque ésta conspira contra la inclusión social y la distribución equitativa del ingreso.
Sin llegarse a soluciones de políticas macroeconómicas  extremas que tiendan a anular o destruir los incentivos que animan al sector privado nacionalizando todos los sectores de la actividad económica, hay que dar pasos que lleven a ejercer un control que administre y oriente recursos y estrategias de comercialización que coadyuven para mantener estos ideales de inclusión y equidad enunciados, evitándose el desbarajuste y la tiranía que significa que unos pocos impongan a los demás actores más débiles sus pretensiones constantes de máxima rentabilidad. Es decir, es preciso gestar e inaugurar nuevos instrumentos para nuevas políticas.-
En este sentido puede considerarse un progreso el sistema recientemente puesto en marcha de precios cuidados porque permite tener un control y seguimiento de los factores que inciden en el costo de los productos que, en el camino que va del productor al consumidor, justifiquen en los hechos los aumentos de precios, sobre todo de los productos de la canasta familiar que son los que inciden en la disminución del poder adquisitivo del salario y aparecen expuestos en el crecimiento de los índices de inflación.
Pero es preciso avanzar en - como dije - nuevos instrumentos.
En tal sentido cabe observar que la composición oligopólica de quienes hoy dominan el mercado de granos harineros y oleaginosos, de la carne, de los lácteos, porque a través de los acopiadores que pertenecen a ellos mismos adquieren a los productores toda la producción pagando y manipulando los precios que les convienen, podrían y deberían ser interferidos, controlados y monitoreados por organismos estatales que, de manera similar a como actuaron en su momento el Instituto Argentino de Promoción del Intercambio (IAPI), la Junta Nacional de Granos y la Junta Nacional de Carnes, le pongan coto a la incesante subida de precios internos y fuga de divisas.
Vale para aprovechar aquellas experiencias históricas utilizar el conocimiento que surja de los acuerdos de precios y del seguimiento y monitoreo cualitativo y cuantitativo en la formación de los costos que ya comenzó a llevarse a cabo. Pensar en un sistema de precios sostén para pagarse a los productores poniéndolos a cubierto de los vaivenes del mercado y asegurándoles una rentabilidad óptima que les permita seguir apostando a futuro. Pensar incluso en una integración vertical de productores, acopiadores, distribuidores y centros de comercialización, realizada en toda la cadena que sale del productor y llega al consumidor exclusivamente por un Estado empresario que compita con los gigantes que todo lo ven y todo lo pueden en materia de precios. Es el único modo de evitar la dispersión y fuga de esfuerzos en la economía equilibrando las posiciones de oferta y demanda, y también, por qué no, si el Estado llegase a exportar por sí mismo contribuiría a cerrar la "plutorragia", permítaseme el neologismo, de riquezas, medidas en dólares, divisa internacional de cambio, que hoy por hoy hace que se pierda gran parte de las ganancias que el país genera en esa tierra del nunca más que propicia el capitalismo deshumanizante que afecta a tantos pueblos del planeta sumiéndolos en la miseria más abyecta y perversa que se pueda imaginar.
Pensar en estos nuevos instrumentos, en su cómo y en realizarlos a través de una legislación que este Gobierno está en condiciones de sancionar y promulgar, es imaginar la posibilidad de  un nuevo país y un futuro diferente en el que el zarandeado y mañido concepto de Estado de Bienestar (Wellfarstate) y Justicia Social sean por fin una realidad.

Amilcar Luis Blanco  (Pintura de "El cuerno de la abundancia")